Ocurrió
en un centro turístico del oriente de Cuba.
Una
adolescente de poco más de 16 años, romanceaba en la piscina con un hombre de
unos 60, al parecer europeo, lo que suscitó la afirmación de una mujer
convertida en espectadora: “eso es culpa de este sistema”.
Y tuve
que salirle al paso.
Es muy
simplista culpar a nuestro sistema social de la insuficiente educación e
inmoralidad de determinadas familias, cuando miles, decenas de miles, cientos
de miles de ejemplos demuestran la falsedad de esta afirmación.
Al margen
de que es en el capitalismo en el que más arraigada y diseminada está la
prostitución, en cualquier sistema esto depende en buena medida de la educación
y formación que han recibido las personas en sus senos familiares.
Es
difícil que alguna muchacha con una educación esmerada caiga en esta deshonra,
que marcará para siempre a sus practicantes, porque como aseguraba el Héroe
Nacional de Cuba José Martí, "la pobreza pasa, lo que no pasa es la
deshonra que con el pretexto de la pobreza echan algunos sobre sí".
Y esta
práctica no depende totalmente de los problemas económicos como también
aseguran algunos, lo que se demuestra a diario en todos los sectores de nuestra
sociedad. Depende, eso sí, de una aberración en la formación de sus
practicantes, en una pérdida o carencia de valores éticos y morales, en la
ambición personal de pasar algunos ratos sobre un auto o en algún lugar
turístico y a cambio de unos pocos billetes.
Durante
todos estos años de auge del turismo en Cuba se cuentan por miles las jóvenes
que han cursado y cursan sus estudios universitarios con una modesta suma de
dinero cubano en sus mochilas, con uno o dos pantalones, modestos zapatos y
viajando los fines de semana para recorrer las largas distancias que las
separan de sus casas.
Incluso,
he sido testigo de la actitud de muchachas que no han aceptado por nada del
mundo un aventón en un vehículo de turismo cuyos ocupantes les han parado con
buenas intenciones para llevarlas, porque saben a lo que se exponen desde el
punto de vista moral al montarse en uno de esos vehículos, muchas veces con
gentes inescrupulosas.
También
se cuentan por miles las jóvenes profesionales, técnicas, y obreras calificadas
que día a día se enfrentan con entereza a la escasez, y llevan adelante el
desarrollo del país en los diferentes sectores, convencidas de que cada tiempo
futuro será siempre mejor.
Por
suerte, quienes culpan al sistema por estas actitudes deben saber que están
errados en su concepto. Por cada jinetera (prostituta) hay miles de muchachas
honradas en Cuba. ¡Por suerte!
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