Indudablemente,
las personas de mala voluntad se han quedado solas.
Se han
quedado solos ante la caída de un ángel como Hugo Chávez, a quien ellos odian
como lo hacen con todo aquel que lucha por la paz y el bienestar de sus pueblos,
porque ni siquiera son humanos y se alegran del mal de cualquiera que no esté
con sus ideas.
Hoy lo ha
demostrado el mundo. Lo han demostrado los jefes de Estado o de Gobierno que
acuden a los funerales del Líder bolivariano, lo demuestran los millones de
venezolanos que lloran a su ídolo en las calles; lo demuestran millones de otras
personas que no pueden detener las lágrimas cuando ven esa impresionante
multitud al lado de su Comandante.
En las
redes sociales, en las que muchas de esas malas personas se dedican a envenenar
el ambiente, se han quedado solas. Ha sido tan aplastante la avalancha de
buenas opiniones, de dolor compartido, de firmeza, de justicia, que ni siquiera
se han atrevido a sacar la cabeza porque sencillamente están solos y es la
multitud de las redes, de todas las creencias y filiación política, la que
apoya a Venezuela y al mundo de bien en estas horas de dolor.
Tiene mucha
razón y mucha sabiduría el destacado ensayista argentino Atilio Borón cuando
escribió que Chávez “ha partido para siempre. Pero nos dejó un legado inmenso,
imborrable, y los pueblos de Nuestra América inspirados por su ejemplo seguirán
transitando por la senda que conduce hacia nuestra segunda y definitiva
independencia.
“Ocurrirá
con él lo que con el Che: su muerte, lejos de borrarlo de la escena política
agigantará su presencia y su gravitación en las luchas de nuestros pueblos. Por
una de esas paradojas que la historia reserva sólo para los grandes, su muerte
lo convierte en un personaje inmortal. Parafraseando al himno nacional
venezolano: ¡Gloria al bravo Chávez! ¡Hasta la victoria, siempre, Comandante!”.
Indudablemente,
un nuevo Che Guevara se levanta por los pobres de esta tierra, por las personas
de bien, por los desposeídos y oprimidos por esos que solo piensan en la
maldad y el egoísmo. Por suerte, Chávez se convierte en símbolo mundial, y
detrás de sus ideas son millones los seguidores. Por suerte.
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