Hace 100 años, en la pequeña ciudad de Puerto Padre, ocurrió un hecho inédito y trascendental, cuando un grupo de músicos
conformaron la Banda municipal de Concierto y ofrecieron al público su primera
presentación, que dejó extasiados a todos los presentes.
Cuentan que era una noche un poco calurosa, en la que la brisa del cercano mar refrescaba a músicos y su público, que en simbiosis natural disfrutaron de los acordes de diversas piezas del pentagrama cubano, y los jóvenes y adultos de entonces se miraban y sonreían, sin saber quizás, que eran protagonistas de un importante acontecimiento que trascendería 100 años después.
Cuentan que era una noche un poco calurosa, en la que la brisa del cercano mar refrescaba a músicos y su público, que en simbiosis natural disfrutaron de los acordes de diversas piezas del pentagrama cubano, y los jóvenes y adultos de entonces se miraban y sonreían, sin saber quizás, que eran protagonistas de un importante acontecimiento que trascendería 100 años después.
Desde entonces la Banda de Puerto Padre no ha dejado de ofrecer sus retretas y presentaciones a pesar de las adversidades y barreras que pueden surgir y surgen a lo largo de un siglo.
Su repertorio, ha estado integrado por piezas populares y clásicas de la Isla, además de extraordinarios compositores tuneros de la talla de Emiliano Salvador, Juan Pablo Torres, Juan Carlos Naranjo y Gerardo Corredera, uno de los directores de la Banda.
Durante estos 100 años la agrupación ha mantenido una labor ininterrumpida y de calidad, aun cuando en ese tiempo músicos de diferentes generaciones han pasado por la banda escuela, que se erige desde sus cimientos para brindar lo mejor de su repertorio, capaz de resistir los embates del tiempo.
Importante ha sido la influencia en la Banda de familias de músicos como los Márquez, Guillén, Díaz, Gisbert, Herrera, de la Rosa, y otras, que han hecho posible que la Banda sea una escuela rica en trayectoria musical siempre al servicio de la cultura.
Hoy, la Banda de Puerto Padre disfruta de juventud y experiencia, y sus músicos conforman una mezcla de edades que traslucen en la calidad de lo que hacen, porque los más jóvenes aprenden de los más viejos, pero los bisoños también enseñan a los más veteranos que no se quedan atrás, y por el contrario asumen el reto con las ansias de la primera vez, hace ya 100 años.
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