No por
repetido cada año, el homenaje del pueblo a los mártires de la Patria y a la
caída en combate del Mayor General Antonio Maceo, deja de emocionar. Por el
contrario, las lágrimas afloran y corren por las mejillas, los ceños fruncidos
y los rostros de la tristeza que denotan la pena y el dolor de los familiares
frente a la pérdida irreparable de sus seres queridos.Niños y jóvenes, hombres, mujeres, ancianos, llegan hasta el cementerio para rendir tributo a quienes ofrecieron lo mejor de sí por la causa de la Patria, y ofrendaron sus vidas defendiendo las causas justas dentro o fuera del país.
Hoy hace 25 años que se realizó la Operación tributo, cuando en toda la nación se les dio sepultura en su suelo patrio a los mártires internacionalistas caídos en otras tierras del mundo, y la piel volvió a erizarse, los ojos se nublaron y el nudo abrochó la garganta al sentir las notas del Himno nacional, y sentir el canto de la bandera frente al viento, y el susurro de amor que emana de la tierra santa con su carga de preciado valor.
Otra vez volvieron los rostros de la tristeza, los ojos mirando al infinito y la mente posada en la última imagen del ser querido que descansa en paz ante tanta muestra de amor y respeto, de ternura.
Diciembre nuestro volvió, y este día 7 hizo vibrar a la Patria ante sus hijos queridos, impregnados del ejemplo de Maceo, que hubo de caer con el balazo número 27 sobre su cuerpo, para iluminar a los hombres y mujeres que hasta el fin de los tiempos han jurado ser como él.
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