Visitar el complejo monumentario en homenaje al
Comandante Ernesto Che Guevara, en la ciudad de Santa Clara, es vivir un poco
de la historia de ese hombre que se erige como una leyenda mundial.
Fue en esa ciudad donde el Che libró una de las
batallas decisivas del Ejército Rebelde, y a partir de entonces, Santa Clara lo
acogió –lo acoge- como a un hijo que siempre tiene en esa urbe a su regazo para
acunarse en él.
Fue el 28 de diciembre de 1988 cuando quedó inaugurado
ese sagrado lugar, cuya concepción artística estuvo a cargo del destacado
escultor cubano José Delarra y es un complejo que nace de tres proyectos
diferentes: el monumento como tal, la Plaza Ernesto Che Guevara y la Avenida de
los Desfiles, integrados a través de una sola concepción general, lo que le da
una belleza inigualable a esa parte de la ciudad santaclareña.
Es en ese lugar donde descansan los restos del Che
y varios de sus compañeros de lucha. Después de varios años de intensa
búsqueda, especialistas cubanos encontraron al llamado Guerrillero Heroico y
después de identificarlo fue trasladado a la ciudad cubana que lo acogió como a
un hijo, y allí, en un ambiente de paz y rebeldía, su ejemplo se erige en un
memorial que siempre ha sido historia, como su propia vida.
El museo y su esencia fue proyectado por la arquitecta
Blanca Hernández Guivernau, con museografía de otro arquitecto, José Ramón
Linares Ferrera, quienes pusieron todo su empeño en hacer un lugar a la altura del
hombre que acogería hasta el fin de los tiempos.
Allí el visitante puede recorrer la cronología de
la vida y la obra del Che, en la que aparecen etapas como la niñez, la
adolescencia y juventud, y se hace énfasis en el marco familiar donde se formó
en la Argentina que lo vio nacer, y también abarca faceta de su obra y
pensamiento revolucionario, como constructor del Socialismo en Cuba y como
internacionalista.
0 comentarios:
Publicar un comentario