En tus ojos nació
el relámpago de la espera. Tú eras junio y yo diciembre y en la risa de tu infancia descubrí el desandar de tu estatura siempreviva a
los ojos del deseo.
Nada cambió en tu
mirada, ni la breve brisa de tu aliento nublando mis sentidos, ni la línea indefinida de tu cuerpo henchido a los ardores de mis manos.
Todo era oscuro antes de ti. Nunca hubo en mis razones una forma más humana de lo bello ni cruzó por mi garganta la húmeda certeza de tu efluvio que corrompe mi lengua trasnochada.
De tu mirada nace
la lluvia que hoy trastoca mi fauna salvaje, mientras espero que broten tus
anhelos.
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