Quien ve por
primera vez a Xiomara Maura Rodríguez, enseguida se da cuenta de que esta mujer
de mirada perdida y andar pausado, encierra una gran bondad en su pensamiento y
actuar de cada día, siempre con una idea para llevarla a sus textos, casi siempre
recreados a partir de su Delicias natal y de personajes sacados de la vida
real.
Ora
poetisa, ora narradora, Xiomara Maura puede desdoblarse en su afán de hacer
felices a los demás, y cuando se reúne con sus estudiantes de la Universidad,
enseña todo lo que sabe, pero lo más importante, lleva a sus discípulos por los
caminos de la literatura.
Aun cuando
de momento se piense que ha dejado atrás la poesía para dedicarse a la
narrativa, sus novelas se interrumpen de pronto para darle paso a sus versos,
porque sus poemas son circunstanciales, y llegan sin avisar, pero con tanta
fuerza que es preciso un alto en lo que está haciendo para dejar correr al
sujeto lírico, que goza con las imágenes y el lenguaje sugerente de su verbo
envuelto en la belleza de los temas femeninos que encarna en su propia piel.
Esta es una
mujer que cada día se levanta para buscar la felicidad. Y la encuentra cuando
su mente ágil capta un guiño para una novela, un cuento o un poema, y es loable
verla siempre acompañada por todo lo que vivió en sus pueblo de placer, o
caminando de prisa hacia el sueño de la noche anterior que le dio personajes y
escenas, diálogos y versos.
Hay quien
no pueda comprender a Xiomara en el momento en que parece estar muy lejos del
lugar que ocupa físicamente, pero cuando habla con ella interlocutor, su bondad
aparece para confirmar que es por sobre todas las cosas una buena persona, de
esas que siempre alegran la vida de quienes pasan por su lado.
De ahí que
esta escritora de Las Tunas sea representativa de nuestra literatura, parabién
de la cultura de esta provincia.
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