Cuando
conocí a Joel Lachataignerais Popa, él era el presidente de la Delegación de la
Unión de Periodistas de Cuba en la provincia de Las Tunas, y yo era un novel
aprendiz del Periodismo, que me desempeñaba como fotorreportero en el entonces
diario 26.
Ya
Lacha, como se le conoce en el gremio, tenía un nombre en el quehacer de la
palabra radiofónica, y yo miraba con cierto recelo a aquel hombre pequeño de
estatura de verbo encendido y mirada siempre puesta en la programación radial,
que analizaba constantemente y sugería nuevas formas y métodos para hacer más
efectivo el mensaje.
Después
Lacha pasó a la naciente corresponsalía de Tele Cristal en Las Tunas y continuaba su vida
reporteril y nuestra relación era esporádica, hasta que otro día cualquiera de
1994 coincidimos como compañeros de trabajo en Radio Victoria.
Como
jefe de información que fui en un tiempo, no entendía muy bien la forma de
trabajo de Lacha, quien era el guionista del programa Once PM, una especie de
resumen de la programación informativa. Yo prácticamente no veía a Lacha porque laboraba de
noche, y como yo no sabía y debía saber todo cuánto publicaba en su espacio, le
orienté que todos los días debía despachar conmigo los contenidos de su
programa.
Aquella
decisión no le agradó mucho a Lacha, y aunque él tenía sus razones yo tenía las
mías, pero disciplinadamente comenzó a despachar la concepción de cada emisión en
horas de la tarde, y ciertamente me impresionó la forma de organizar el
espacio, con un comentario diariamente sobre un tema de actualidad y toda la
intención que lleva un programa de radio a partir del tratamiento de la
información, y después de yo saciar mi curiosidad y saber que no debía
preocuparme por lo que andaba bien aquel despacho fue desapareciendo sobre la
marcha.
Así
pasó el tiempo y pasó, y ya suman más de 20 años de mi bregar en la radio, y
Lacha siempre ahí, con una idea fresca y renovadora para hacer un mejor
periodismo, y sus concepciones teóricas siempre andan cerca de la verdad aunque
a algunos no lo entiendan, y aun hoy jubilado, sigue atento al medio y colabora
con uno u otro comentario para los espacios informativos.
No
obstante de llevar años en el periodismo, quizás no ha sido hasta hace solo unas horas
que los más cercanos y más lejanos compañeros de profesión nos hemos detenido
en la brillante hoja de servicios de Lacha en el periodismo revolucionario,
desde que siendo secretario del Comandante Juan Almeida en los primeros años de
la década de los 60 del pasado siglo, ya comenzaba a gestar su amor por el
periodismo, en el cual incursionó en Bayamo hasta que llegó a Las Tunas, una
tierra –su tierra- que acaba de reconocerlo con el Premio Provincial de
Periodismo Rossano Zamora Paadín por la obra de la vida, como recompensa a sus
años de labor en los medios de comunicación.
De
Lacha siempre habrá que hablar en bien dentro del Periodismo tunero y cubano,
porque su labor constante y su empeño en la formación de las nuevas
generaciones hay que no solo reconocerla, sino recompensarla, porque es un hombre
siempre dedicado a los demás, desde la Sociedad Cultural José Martí, que desde
hace años dirige, hasta su asesoría en tesis de grado o maestría, o como
colega, presto todo el tiempo a un análisis sobre el periodismo, la radio o la
comunicación.
Y
yo, que quizás también alguna vez incomprendí a Lacha, he cambiado de idea de
un tirón, desde el preciso momento en que, a teatro lleno, recibió el premio
que según él resume los premios recibidos en su vida y lo parafraseo: le hacen
recordar aquellos muy significativos: el premio 80 aniversario de la Radio, la
medalla 50 aniversario de la Unión de Periodistas de Cuba, la medalla 30 años
de las Fuerzas Armadas Revolucionaria, el Premio periodístico nacional
Periódico Patria, que otorga la Sociedad Cultural José Martí y ahora este que
reconoce la obra de la vida.
Como
también él dice, no es solo lo que hizo, es el reconocimiento a lo que se hace
y a lo que se hará.
Hay veces que las mentes brillantes son incomprendidos pero el tiempo pone todo en su sitio. Tu artículo tiene lo que muy pocos hacen en Cuba, reconocer errores y agradecer a quien les ayudó.Felicidades a Lacha de la Berlinesa
ResponderEliminarGracias por su comentario y muy de acuerdo con usted: a muchos humanos a veces nos cuesta mucho trabajo reconocer a los demás, aunque en mi caso sí soy agradecido. En el caso de Lacha, es un ejemplo de constancia para con los demás.
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