Deja que vivan en ti
la intensidad de ese amor
de altas pasiones
que tus luces apaguen las sombras
de cada caricia lujuriosa
enredada en la estatura de tu simiente
brotando rauda de tu aurora.
Deja que vivan en ti
las posiciones complicadas de la tarde
junto a tu silueta dibujada
en el vientre que te quema
cuando tus quejidos
abren todos los ríos
y levantan todos los puentes
para el único en tu vida.
Deja que vivan en ti
la madrugada que nunca fue
la distancia que borró los recuerdos
el ansia de los hijos imaginados.
Mas, sobre todo,
deja que vivan en ti
ese amor que te hizo inmensa
y la prisa de cada entrega
enrumbada hacia el tiempo
para que no llores mañana.
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