Casi que
acabo el curso escolar 2012-2013, ansioso por ver el final de este calendario
que agobia durante intensos meses.
Mis
estudiantes de Fotografía que cursan el segundo año de Comunicación Social del
Curso Regular Diurno, en la Universidad Lenin, de la provincia de Las Tunas,
discutieron esta tarde su trabajo de curso integrado con una campaña de publicidad,
y salí reconfortado, porque vi cómo aprehendieron los conocimientos que les
trasmití durante todo un semestre.
Es
realmente placentero ver cómo defienden con vehemencia lo que tanto trabajo le
costó lograr, pero sobre todo, entusiasma y enorgullece ver las fotografías
hechas por ellos, en esa búsqueda constante que habla de la entrega a una causa
más que justa: el pase de año.
Sin
embargo, no puedo decir lo mismo de mis estudiantes de tercer año de la misma
carrera, a quienes les imparto Teoría y Técnica de los Lenguajes Mediáticos II,
es decir: cine, radio y televisión, porque cinco de ellos deben ir a
extraordinarios la próxima semana, mientras la otra mayoría no sacó buenas
notas.
Eso podría
ser una frustración para cualquier docente si no fuera porque dos de ellos
llegaron a los cinco puntos, lo que expresa claramente, que trasmití los
conocimientos de manera correcta, porque si así no fuera nadie llegaría al
máximo de puntuación.
No
obstante, espero que los que no llegaron al aprobado lo hagan en la próxima
convocatoria, aunque el examen es más complejo que el ordinario, pero sé que lo
lograrán.
Con estos
dos grupos, que son muy buenos, continúo el próximo curso, pues a los de
segundo año comenzaré a impartirles la misma asignatura en su primera parte
(prensa plana e Internet) y a los de tercero, la tercera parte de la materia
(análisis de los productos comunicativos), es decir, evaluarán de forma
práctica los contenidos que recibieron anteriormente.
Nada, que
el descanso docente casi llega para cargar las baterías, como se dice por acá.
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