La historia de la ciudad de Las Tunas está estrechamente ligada a su calle real. Claro, que en 1690, cuando
surgen los cimientos de la actual ciudad, no existía esa calle, sino el Camino
Real que atravesaba al país de Oriente a Occidente, con su empedernido polvo
dándole la bienvenida a las ruedas de los coches y los cascos de los caballos.
Entonces, el Camino Real no pasaba exactamente por donde está hoy la calle principal; venía
del poblado de Bartle y pasaba por la finca Jesús María, se desviaba un poco
por detrás de la iglesia católica, que sí nació con el pueblo, como buscando el oriente o el occidente, en
dependencia de la dirección del viajero.
Muchos años después, en 1801, se construye la Calle Real y los tuneros de entonces acudieron a la inauguración del acontecimiento que convertía de hecho a Las Tunas como el Balcón del oriente cubano, porque irremediablemente, quien se dirigía al este del país tenía que pasar por aquí.
Ya en 1869, los gobernantes de la comarca, cambiaron el nombre de Calle Real por el de 16 de agosto, en homenaje a una victoria española sobre los mambises, y los tuneros todos sintieron remordimiento ante aquella afrenta que los privaba del nombre inicial de su querida y emblemática calle. Mas ahí no terminó la historia, porque en 1895 volvió a cambiar el nombre por Campoamor, y así se llamó hasta 1905, cuando se denomina Vicente García, en homenaje al hijo ilustre de Las Tunas.
Hace más de un siglo, que no existe en la ciudad una calle más visitada y concurrida que esta. Durante muchísimos años fue el paseo principal de los carnavales, al extremo de que el tunero que no pasara aunque fuera un día o una noche por sus aceras y su asfalto, sentía que para él no había existido la fiesta.
Durante todo este tiempo, las edificaciones de la otrara Calle Real actual Vicente García, también se han ido desarrollando, y el puente sobre el río Hórmigo, los bancos, el correo, los establecimientos estatales, las viviendas, las escuelas, el Memorial Mayor General Vicente García, el Museo del mismo nombre, donde termina el nombre de la arteria, le dan la bienvenida o la despedida al transeúnte y acompañan a los habitantes de la urbe que se empeña en crecer junto a su pueblo.
Ha pasado mucho tiempo desde el surgimiento de Las Tunas, y de entonces acá ha llovido muchísimo. La calle principal ha crecido en el tiempo y mantiene su esencia de principios de siglo, aun cuando sus aledañas edificaciones no sean las mismas, o hayan cambiado, o haya otras, o estén diferentes, porque la razón que la sustenta es el cariño de su pueblo que vive orgulloso de su Calle Real.
Muchos años después, en 1801, se construye la Calle Real y los tuneros de entonces acudieron a la inauguración del acontecimiento que convertía de hecho a Las Tunas como el Balcón del oriente cubano, porque irremediablemente, quien se dirigía al este del país tenía que pasar por aquí.
Ya en 1869, los gobernantes de la comarca, cambiaron el nombre de Calle Real por el de 16 de agosto, en homenaje a una victoria española sobre los mambises, y los tuneros todos sintieron remordimiento ante aquella afrenta que los privaba del nombre inicial de su querida y emblemática calle. Mas ahí no terminó la historia, porque en 1895 volvió a cambiar el nombre por Campoamor, y así se llamó hasta 1905, cuando se denomina Vicente García, en homenaje al hijo ilustre de Las Tunas.
Hace más de un siglo, que no existe en la ciudad una calle más visitada y concurrida que esta. Durante muchísimos años fue el paseo principal de los carnavales, al extremo de que el tunero que no pasara aunque fuera un día o una noche por sus aceras y su asfalto, sentía que para él no había existido la fiesta.
Durante todo este tiempo, las edificaciones de la otrara Calle Real actual Vicente García, también se han ido desarrollando, y el puente sobre el río Hórmigo, los bancos, el correo, los establecimientos estatales, las viviendas, las escuelas, el Memorial Mayor General Vicente García, el Museo del mismo nombre, donde termina el nombre de la arteria, le dan la bienvenida o la despedida al transeúnte y acompañan a los habitantes de la urbe que se empeña en crecer junto a su pueblo.
Ha pasado mucho tiempo desde el surgimiento de Las Tunas, y de entonces acá ha llovido muchísimo. La calle principal ha crecido en el tiempo y mantiene su esencia de principios de siglo, aun cuando sus aledañas edificaciones no sean las mismas, o hayan cambiado, o haya otras, o estén diferentes, porque la razón que la sustenta es el cariño de su pueblo que vive orgulloso de su Calle Real.
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