La Asociación Hermanos Saíz, o la AHS, como algunos también le llaman por sus siglas, es una organización con un empuje importante en el afán de Cuba por
de defender su identidad cultural, porque la fuerza de los jóvenes es
notable en el arte y la literatura, por lo que su causa es la causa de
un pueblo que defiende lo que es suyo en materia de cultura.
Hace
solo unos días, el Congreso de esa organización analizó problemas,
objetivos y subjetivos, y las barreras que todavía están en la mente de
algunos y que atentan contra la labor juvenil, las ansias de otros de
administrar la cultura, y los no pocos obstáculos que tienen que
enfrentar la juventud creadora en busca de los sueños que se trazaron
desde el pensamiento de Luis y Sergio Saíz Montes de Oca,
allá en su Pinar del Río natal, cuyo asesinato por esbirros de Batista
dio nombre a lo que primeramente fue la brigada y ahora la Asociación,
crecida tanto en miembros como en metas, proyectos y ganas de hacer.
No es casual que el Primer Vicepresidente cubano, Miguel Díaz Canel,
participara en las sesiones del Congreso, y recorriera provincias para
reunirse con los jóvenes creadores y otros miembros de la sociedad
civil, y en la provincia de Las Tunas, se interesó por el cumplimiento de los acuerdos del evento, y dialogara con la vanguardia juvenil en la provincia.
Ahora,
¿la AHS en Las Tunas está a tono con lo discutido en el Congreso? Una
mirada a lo que hacen muestra que sí, que anda por ese camino, aun con
los escollos materiales y subjetivos, porque su sede, por ejemplo, hace
muchos años que está deteriorada, reclamando a gritos una remodelación
que la haga funcional, para desarrollar una labor mejor, y llevar a los
jóvenes, creadores o no, hacia la espiritualidad plena que supone la
cultura cubana.
Todo
parece indicar que en 2014 esa gran casa pueda ser reparada, aunque
considero que se ha esperado mucho tiempo para cumplir esa meta, porque
al margen de los problemas materiales y quizás financieros, no se ha
vislumbrado una voluntad real de convertir esa sede en lo que debe ser, a
partir de una prioridad, y eso atenta contra la gestión de los jóvenes
creadores, quienes se desesperan porque no pueden materializar muchos de
sus sueños en esa institución.
Sin
las condiciones necesarias en la sede, poco se puede lograr, aun cuando
la voluntad esté, cuando el trabajo se realice, porque una casa sin
condiciones es disfuncional y eso en materia de arte y literatura es
negativo y nocivo, pues los espacios para desarrollar esas dos
manifestaciones son imprescindibles.
No
obstante, los jóvenes creadores no están cruzados de brazos, y por el
contrario luchan cada día en busca de sus sueños, de sus metas, de sus
aspiraciones, y con un ejecutivo serio y entusiasta, encaminan cada día
una tarea nueva y consolidan otras ya iniciadas, y hasta ahora su labor
no se detiene ni un momento.
El
Congreso de la AHS trazó las líneas de trabajo a corto, mediano y largo
plazos, pero nada puede quedarse en lo que allá se discutió y se
proyectó, y de ahí la vital tarea de apoyar en todo a los jóvenes de Las
Tunas, crearle las condiciones en su sede, verlos como el verdadero
relevo creador en el arte y la literatura, y dejar a un lado las
incomprensiones y miradas esquivas que alguna vez hayan podido existir
–y existen- ante sus reclamos y necesidades, porque son los reclamos y
las necesidades de la naciòn, de la cultura nacional, de la identidad de
este país acosado por la industria foránea de la banalidad, que ha
ocupado no pocos espacios y la penetración cultural a que somos
sometidos.
Estas
son cuestiones ineludibles, son tareas imprescindibles, y de su
atención y cumplimiento, depende en buena medida que nuestra cultura
siga haciéndose fuerte. El país, la nación, lo necesitan.
lunes, 25 de noviembre de 2013
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