Con
echar solo una mirada al panorama de la literatura en la oriental
provincia de Las Tunas, cualquiera, sin ser especialista, se da cuenta
de que está faltanto algo, de que algo falla y provoca que esa
manifestación de hoy diste mucho de la época de los años 90 del pasado
siglo, o de los primeros años del nuevo milenio, cuando narradores y
poetas de la talla de Guillermo Vidal, Alberto Garrido, y Carlos Zamora,
por solo citar a los más representativos, marcaban una diferencia en el
país, y la literatura de esta provincia era referencial.
Ahora, ¿se trata solo de exponentes? Si así se pensara, habría entonces que reflexionar con nombres actuales como el de Carlos Esquivel, Antonio Borrego, Jorge Luis Peña, Frank Castell, y otros, que también son reconocidos a nivel nacional.
Entonces,
aun cuando nos falte Guillermo Vidal, el más grande de todos en la
presente centuria, y los otros de épocas pasadas, habría que ir más
allá, al movimiento literario, porque si hay individualidades, dónde
buscar las causas, algunas de ellas expuestas por nuestros entrevistados
y sobre las que otros pudieran asentir o discrepar.
Creo
que es necesario reflexionar sobre los talleres literarios, tan
decisivos en el desarrollo de esa manifestación, o en los pocos
espacios, casi inexistentes, para confrontar ideas y exponer y discutir
obras de autores, ávidos por desarrollarse, para quienes resulta muy
difícil sin una mirada crítica constructiva, abrirse el camino hacia la
cúspide.
Está
demostrado que la inmensa mayoría de los grandes exponentes
contemporáneos de las letras cubanas comenzaron por los talleres
literarios, ¿por qué entonces están faltando esos espacios, y los que
existen, distan mucho del trabajo de ayer?
También
hay que reflexionar sobre el trabajo de las instituciones para con la
literatura, la falta de promoción, de publicación de obras, los daños de
las desmedidas ansias por el mercado, tan enemigo a veces del arte y la
literatura, y ponerse a pensar que de la atención que reciban nuestros
escritores depende en buena medida su desarrollo.
También
habría que preguntarse el porqué ningún escritor tunero ha ganado
alguna edición del Premio Nacional de Narrativa Guillermo Vidal, que
cada año se convoca en Las Tunas. ¿Será porque no participan o porque
están por debajo del nivel de calidad del resto del país?
Más
bien se vislumbra un problema de aislamiento, de individualidades, de
falta de unión en busca de una plaza que una vez fue fuerte en esta
provincia, y que ahora adolece de muchas cosas que afectan a la
literatura.
No
es solo escribir y escribir bien. Los narradores, poetas, ensayistas e
investigadores, necesitan del apoyo institucional, de la vida en
comunidad, que para nada quiere decir solo el relacionarse en círculos
sociales.
Se
precisa de una mirada diferente hacia ellos, de darles lo que necesitan
en la medida de las posibilidades, pero no creando barreras, sino
pensando en que se puede lograr, porque ese al que algunos califican
como el oficio más solitario del mundo, necesita de nuevos aires en Las
Tunas, y si siguen existiendo individualidades, entonces hay que pensar
en grande, porque lo imperdonable, es que en la tierra de El Cucalambé, de Gilberto E. Rodríguez y
de Guillermo Vidal, aquella pasión que los unió haya dejado de existir y
el tedio y las pocas ganas de hacer alimenten a cierto inmovilismo que
puede matar al movimiento literario de esta provincia.
martes, 26 de noviembre de 2013
- martes, noviembre 26, 2013
- migueldnet
- Alberto Garrido, Antonio Borrego, Carlos Esquivel, Carlos Zamora, El Cucalambé, Gilberto E. Rodríguez, Guillermo Vidal, Jorge Luis Peña, Las Tunas, literatura, Opinión
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