Un buen
libro ve la luz y los lectores se alegran. Mucho más si ese texto es el ganador
de un concurso tan importante como el Premio Iberoamericano de Décima Escrita,
Cucalambé 2013, en el que fuertes exponentes del país trataron de llevarse el
lauro.
Sin
embargo, Liliana Rodríguez, la bella y joven poetisa e improvisadora de Puerto
Padre, no dejó lugar a dudas con su poemario Crepusculares, que ahora nace para representar a la Editorial
Sanlope, de Las Tunas en la Feria Internacional del Libro de La Habana, que
comienza el próximo mes en la capital cubana.
Por
supuesto que el libro es un fiel reflejo del pensamiento de su autora, que
logra agrupar una diversidad de temáticas con un toque juvenil, como ella, en
el que sobresale el lenguaje novedoso, íntimo, sugerente, cautivante como ella
misma.
Crepusculares ha nacido de la ardua labor de
Liliana como improvisadora, con esa fuerza arrolladora que deja atónito al
público, porque ve en la muchacha a esa decimista y cantora capaz de llegar
hasta los más intrincados rincones del alma, para emerger, al final, con su
bella sonrisa y sus ojos pícaros contemplando los aplausos, sus aplausos.
Algunos
dicen que su Premio Cucalambé fue una sorpresa por la experiencia de los
competidores, porque tiene solo 21 años, y nadie duda de que el camino
recorrido es importante para lograr un oficio. Sin embargo, ella rompió el mito
y se alzó con el lauro, con el recorrido por su horizonte poético, incrustado
en Crepusculares, un texto en el que
aparecen décimas de cuando tenía 13 años, para más asombro.
No por
gusto Jesús David Curbelo, Director del Centro Cultural Dulce María Loynaz y
presidente del jurado, confesó que aunque los dos cuadernos finalistas
estuvieron muy parejos, en el de Liliana había un mayor equilibrio entre la
intensidad lírica y el dominio de la técnica y el manejo de la espinela.
La décima
cultivada por mujeres en Cuba crece por día, y Liliana Rodríguez se mueve en
este poemario en varios puntos de búsqueda, con la espinela romanzada,
convertida en poema en prosa, al decir del propio Jesús David Curbelo.
Y ahora que
nace el libro para todos, Crepusculares es como un regalo que brota como el
estado de ánimo entre la conciencia y la inconsciencia, con las penumbras
alumbradas por una luz tenue, pero intensa, porque la voz y el corazón de
Liliana, llega hasta lo más profundo de sus lectores, con sus décimas
cabalgando por las sabanas de Las Tunas.
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