Si
hace 15 años a Ernesto Parra le hubiesen preguntado qué se proponía con su
Proyecto Piñata y hasta dónde sería el camino, quizás hubiera dudado en su
respuesta, pues para entonces, todo se levantaba ante él con un toque incierto,
porque es difícil incluirse entre los buenos de las tablas, porque la
inexperiencia y la falta de espacios y recursos atentan contra las buenas
intenciones y hasta acaban con algo con poco tiempo de nacido.
Suerte
que Parra es un joven decidido con una voluntad a prueba de balas, moldeada
quizás en los años que estudió en un seminario religioso en el que se formaba
como cura, y desoyó todas las dudas, ignoró todas las voces que decían no se
puede, y enderezó aquel camino que parecía torcido para enrumbar su nave hacia
el infinito, sin pensar en un puerto, sino en muchos puertos.
Y
así comenzó con aquel Proyecto Piñata que en poco tiempo creció demasiado y
comenzó a quedar grande para las primeras metas, y cambió su nombre a Teatro
Tuyo y comenzó a trabajar de manera diferente, con expresiones verbales y
extraverbales diferentes, y acogieron al clown como propio, con actuaciones
para niños y adultos, para todos, porque todos eran el público del pequeño
grupo en integrantes, pero inmenso en pensamiento y forma de actuar.
Entonces,
quizás sin percibirlo, pasó el tiempo, y han pasado 15 años desde aquella
primera presentación, y el camino ha sido tan prolífico y bienaventurado, que
Teatro Tuyo clasifica hoy como uno de los mejores grupos de Cuba, algo que se
dice fácil, pero que eriza la piel cuando se le echa una mirada a las nóminas
de quienes hacen teatro en la isla, y no solo por su gran cantidad de buenos e
importantes premios, sino por su público, al que arrastra hacia sus escenarios
y deleita con cuanta obra ponga en escena.
Los
integrantes de Teatro Tuyo no son simples payasos, porque muchos payasos solo hacen reír a su público hasta con banalidades. Teatro Tuyo hace reír, pero
sobre todo reflexionar sobre la vida, los valores, los anti valores, las cosa
buenas, las cosas malas, las buenas actitudes, las malas actitudes, y al final
siempre tiene una enseñanza que perdura, porque es tan sutil y sólido el
mensaje, que quienes van a una de sus obras salen complacidos, pero más que
complacidos, pensando en lo que acaban de ver y reflexionando en la enseñanza
que acaban de recibir, como clases magistrales a través de las tablas.
Hoy
Teatro Tuyo con su ídolo Ernesto Parra, festeja sus 15 años pensando e
inspirado en el mejor de todos los que amaron y enseñaron la técnica del clown
en Cuba: el eterno Edwin Fernández, quien creó el personaje del payaso
Trompoloco y perdura a través del tiempo como perdura el grupo, porque,
incluso, a partir de una nueva época, Teatro Tuyo hace innovaciones con esa
técnica que se extiende no solo a los niños, sino a sus padres, que gozan son
sus hijos de las presentaciones.
El
clown podrá ser una estética rara y deprimida para algunos, como ha confesado
Ernesto Parra en uno de los homenajes recibidos, y eso es lo que ha retado al
grupo, no enaltecer la técnica, sino conquistar el aplauso espontáneo a través
de ella, imponerse ante las opiniones de quienes la creen banal, y la meta es
que cada espectáculo debe ser superior, como punto de partida y de llegada,
como objetivo supremo.
Hay
que quitarse el sombrero entonces ante la maestría lograda por Teatro Tuyo,
porque su propio nombre dice que es mío o tuyo, o del otro, de todos, para bien
de quienes aman las cosas bellas, de quienes luchan por un mundo mejor.
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