Con el
inesperado triunfo de Los Indios de Mayagüez de Puerto Rico frente a Los
Navegantes de Magallanes de Venezuela cinco carreras por cuatro, fueron
sepultados los sueños de Villa Clara, de Cuba, en la Serie del Caribe de béisbol.
Ahora
los campeones de la Isla regresan a casa con más penas que glorias, con
una actuación pálida, con el amargo sabor de experimentar que su equipo
es inferior a cualquiera de los campeones de la región, porque al
béisbol cubano le faltan muchas cosas que ha ido perdiendo con el paso
del tiempo sin que los directivos de ese deporte hagan algo por
erradicar las deficiencias, y eso el pueblo lo sufre ante cada
presentación en el extranjero.
La última debacle había sido en el
choque del equipo nacional cubano (más fuerte que Villa Clara, por
supuesto) ante un seleccionado universitario de los Estados Unidos con
cinco derrotas en igual número de presentaciones, y ahora, después de
luchar tanto para incluirse en la Serie del Caribe, se hace el gran
papelazo por culpa propia.
Es triste y decepcionante esperar por
lo que hagan los demás para tratar de aspirar a empeños mayores. Y eso
fue lo que le pasó a Cuba, que por sus propios errores y deficiencias
tuvo que esperar por lo que harían República Dominicana y Puerto Rico,
con un pueblo entero aferrado a la esperanza, al milagro que no sucedió.
Cuando
los Tigres del Licey de Dominicana vencieron a los Naranjeros de
Hermosillo, de México, crecieron las pasiones, se multiplicaron las
alegrías, porque la razón y la lógica decían, que Venezuela, el mejor
equipo de la Serie, arrollaría a Puerto Rico, pero como Los Indios no
son un equipo cualquiera, a pesar de ser calificado como el más débil
(calificativo ganado por Cuba) se impusieron inobjetablemente a los
venezolanos para mandar a casa a los cubanos.
Ahora, mientras los
cuatro restantes equipos discutirán la corona de la Serie en semifinales y finales
cruzadas, Cuba regresa con la mirada hacia el suelo, como pago a los
errores que por años vienen pululando, y aun cuando los especialistas
deportivos y hasta el propio pueblo –sabio en este deporte- los
denuncia, nada pasa porque los directivos siguen ahí, como lo más
natural del mundo.
Muchos siguen repitiendo hasta el cansancio
que Cuba sigue siendo una potencia en el béisbol, pero ¿qué tipo de
potencia? Como estructura, el béisbol cubano presenta muchas fisuras y
eso se cobra en los torneos internacionales. La potencia de Cuba está
en las individualidades, porque los peloteros estelares de la Isla
(bateadores y defensores, no así los pitcher) pueden jugar en cualquier
liga y hacerlo a la altura de las exigencias, y un ejemplo claro lo
constituyen todos aquellos que hoy triunfan y han triunfado en las
Grandes Ligas.
En fin, la potencia está en los jugadores, pero en
la estructura de nuestras series Cuba de ha quedado definitivamente
atrás de cara al béisbol moderno. ¿Qué más debe pasar para que se den
cuenta quienes dirigen la gran pasión de los cubanos, el pasatiempo
nacional?
Se impone una reflexión seria, pero sobre todo, la adopción de medidas salvadoras de lo que en este país es la pasión.
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