Orquesta de guitarras Isacc Nicola. |
En
no pocas ocasiones he escuchado que la música de concierto gusta poco en el
público de la provincia de Las Tunas, algo muy alejado de la verdad, porque este tipo de música
siempre es bien acogida por las personas sensibles a las cosas bellas, y de
esas cuentan miles en todo el oriental territorio.
De
ahí que para mí es una eterna justificación por no hacer más para el pleno
desarrollo de los concertistas, porque en cualquier noche, y en cualquier espacio,
¿puede existir algo más agradable y enaltecedor del espíritu que un concierto
de piano, guitarra o una orquesta de cámara, por solo mencionar algunos?
Aun
cuando el gusto se crea, un concierto de la llamada música culta o música
académica, una denominación general para aquellas tradiciones musicales que
implican consideraciones estructurales y teóricas avanzadas, así como una
tradición musical escrita.
Se
distingue así pues de otras grandes tradiciones musicales como son la música
popular y la música tradicional, y aunque frecuente la utilización de música
culta como sinónimo de música clásica, algunos autores las diferencian al
incluir en música culta expresiones como la música académica contemporánea, la
música clásica china y japonesa, y algunas formas de jazz y de música
experimental, que no suelen encuadrarse dentro de lo que se entiende como
música clásica.
Es
esta una música para escuchar, para deleitar el espíritu, para soñar, ¿y a
quién no le gusta enriquecer el alma con lo que José Martí llamó la forma más
bella de lo bello, en su máxima expresión, digamos.
Lo
que pasa entonces es que en Las Tunas la música popular se impone por el gusto
de los programadores, y la falta de apoyo institucional hace que los
concertistas, los buenos concertistas tuneros, no tengan ni la programación
necesaria, ni los espacios necesarios para imponer su estilo y deleitar al
público.
Con
independencia del público que tiene la música popular, la música de concierto
tiene sus propios seguidores, y hasta muchas de las personas que gustan de los
bailables, por ejemplo, necesitan en un momento determinado acudir a un lugar
más íntimo, donde su oído sea acariciado por el sonido de las cuerdas, por las
voces del coro Euterpe, porque es enaltecedor del alma.
Si
Las Tunas en estos momentos cuenta con importantes exponentes de la música de
concierto, ¿por qué no garantizar la programación y los espacios al público que
lo necesita? Actuar de otra forma es limitar a las personas a no tener esa
opción que se agradece, y de ahí la necesidad –vital por demás- de volcar todos
los esfuerzos hacia ese objetivo, porque el público lo necesita y no entiende,
con razón, el porqué no se logra.
Un
día la ciudad de Las Tunas contará con su soñada sala de concierto. Pero mientras tanto,
es preciso seguir creando espacios que asuman esta música y el público
agradecerá el gesto, y disfrutará su oído y se enriquecerá su espíritu, porque
garantizar las diferentes opciones culturales a partir de la música, es una
urgencia, y como tal hay que actuar.
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