Ya mi hijo
Jose Alberto está en quinto año de Medicina. Ayer hizo el examen teórico de
Cirugía, el último del año y sacó cuatro puntos, porque según me dijo se
equivocó en una pregunta “coge bobos”, de verdadero y falso.
Hoy se levantó tarde, fue al baño, se lavó la cara y se puso la toalla sobre el cuello para sentarse frente al televisor, algo rutinario que hará hasta finales de agosto.
Hoy se levantó tarde, fue al baño, se lavó la cara y se puso la toalla sobre el cuello para sentarse frente al televisor, algo rutinario que hará hasta finales de agosto.
Desde ayer
está liberando tensiones, acumuladas durante un curso de arduo y exigente
estudio en el que rotó por Pediatría, Ginecología y Cirugía, y de todas, fue la
segunda la que más lo motivó.
Todo este
domingo se lo ha pasado frente a su computadora, jugando qué sé yo qué juegos, aunque
paró un rato para ver la final de la Copa del Mundo de fútbol, en la que
Alemania se alzó con el cetro, aunque Argentina fue un digno rival y no hay
lugar para dos campeones.Mi niño pequeño ha crecido definitivamente. El próximo 26 de julio cumplirá 24 años y en dos más estará graduado como médico, y eso me pone a pensar en lo breve que es la vida, en lo rápido que pasa el tiempo, porque él, que hace muy poco era un pequeñín, ya es todo un joven formal, respetuoso, con un futuro lindo por delante.
Así que felicidades para mi futuro médico, y felices vacaciones.
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