Las
narices rojas inundaron las calles de Las Tunas para atraer a grandes y chicos
a partir del clown, y los ojos se posaron en cada movimiento, cada gesto que
descubren a seres amantes de las artes escénicas más allá del escenario, porque
nacieron para alegrar a los demás en el afán de tomar los espacios por asalto.
Y
no son solo asaltos de amor, son, sobre todo, actos de creación que alumbran la
esperanza de un mundo mejor, lleno de risas, frases bellas y felicidad. Así
transcurrió el Tercer Taller internacional de payasos en Las Tunas, erigida en
ciudad para la señal de que estamos vivos y atentos al mundo de esos seres de
gorros y ropas de colorines, capaces de crecerse por su público.
Ernesto
Parra, el director de Teatro Tuyo, nuevamente se las ingenió para crear un
espacio para y desde el debate, más allá de la actuación, de la risa o el
sentimiento. Porque desde el 2010 se lo propuso y en cada edición crece su
talento no solo para el acto mismo de sus obras, sino para aunar esfuerzo
alrededor de una técnica que antes de él estaba poco menos que olvidada.
Con
su personaje Papote, Parra dio la bienvenida y la despedida a todos cuantos se
atrevieron a llegar hasta Las Tunas y apostar por el clown. Porque el mundo
debe ser de risa y no de guerra, y las personas tienen que reír para ser
felices y soltar sus riendas en los teatros y aquellos espacios que acojan la
esperanza.
Irrumpir
en la escena cubana desde el clown con el crítico de teatro Omar Valiño en un
panel que esparció ideas para el debate, fue un momento de esplendor, porque es
posible soñar y crear con los pies bien puestos en las tablas o en cualquier
otro escenario, y siempre a partir del trabajo siempre en ascenso del emblemático
grupo tunero.
Ahora
lo de Teatro Tuyo, principal promotor del evento, va más allá de nuestras
fronteras, porque en su nuevo sitio oficial en la Red, el mundo y una parte de
sus moradores conocerán y comprenderán que aquí en Las Tunas existen pasos firmes
en la escena del clown.
Así
también las palmas para los talleres guiados por especialistas de Colombia,
México y Argentina, acerca de la técnica corporal, del gesto que puede
sustituir a la palabra, y el intercambio con un público siempre ávido de conocer
y de creer en lo que ve y siente.
Las
emociones afloraron con las narices rojas en las calles y otros espacios, pero
sobre todo, la palabra y el gesto irrumpieron en los eventos teóricos para
demostrar que otro clown es posible.
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