Cómo me duele el adiós de Pepe Lobón, amigo y compañero de tantos años.
Cómo duele una noticia como esta, mucho más cuando se está tan lejos de nuestra tierra.
Lobón fue un paradigma en todos los sentidos. Y no porque haya muerto ahora es mejor, como suele ser a veces. En este caso, Pepe traspasó todas las fronteras de la bondad y el altruismo, y por eso en vida siempre que llegaba a una reunión del gremio enseguida se convertía en el centro de atención de todos, porque sus ocurrencias y sus burlas sanas para uno, otro y otra, siempre le daban ese toque de distinción para hacer el día con alguien que no fuera él. Fuera de él, cualquiera, y solo había que buscarle la lengua.
Por eso sé que en su velorio, los amigos llorarán y reirán. Llorarán por el amigo que se va, y reirán por sus ocurrencias, porque no creerán que esté inerte, metido en un cajón que lo aleja de su existencia.
Estoy seguro: con Pepe Lobón se le va un pedazo de vida al periodismo de Las Tunas y Cuba toda. Me uno al dolor de nuestro gremio.
lunes, 11 de julio de 2016
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