Mis hijos Maikel y Jose, mi mayor alegría. |
Ya llega el 2016 a su fin y las personas del mundo todo hacen
un balance de lo bueno y de lo malo de la etapa, siempre con la mirada hacia el
nuevo año que siempre debe ser mejor.
El año que termina trajo muchas cosas buenas para mí: la
graduación como médico de mi hijo pequeño Jose Alberto, los triunfos
profesionales de mi hijo mayor Maikel; la unión familiar, una casa nueva, los
avances de mi país y de mi provincia de Las Tunas, los buenos resultados de mi
emisora Radio Victoria, la creación del canal tiempo21 Video-TV, mi llegada a
TeleSur, y el compartir durante ya casi desde hace siete meses mi vida con los venezolanos,
desde Caracas, esta bella ciudad que te atrapa y no te suelta más.
Y en lo negativo sin dudas lo más trascendental fue la
muerte física del Comandante en Jefe Fidel, que estremeció no solo a mi país,
sino al mundo entero, a todas las personas de bien, pero al mismo tiempo, el
haberse convertido en roca eterna nos alienta y nos impulsa hacia nuevas metas,
nuevos logros.
Entonces, el 2016 se va con su carga positiva y negativa, y ya
se erige el 2017 como una etapa que debe ser mejor para mi país, para Venezuela
y para el mundo, y yo, desde mi trinchera informativa mundial, me dispongo a
seguir ofreciendo mi aporte, sencillo y humilde, para alzar la voz de los
desposeídos, de los protagonistas de América Latina toda, porque si no lo
cuenta TeleSur, quién lo va a contar.
Y acá seguimos, desde el Sur, que es nuestro Norte.
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