Nunca
conocí en persona a Liborio Noval, pero desde que comencé en el Periodismo como
fotorreportero, en la década del 80 del pasado siglo, escuchaba su nombre como
cuando se habla de alguien sobrenatural en alguna profesión, y él era uno de
mis paradigmas en la fotografía de prensa, como Jorge Oller, Panchito, Moreno,
Korda, Salas…
Mucho
tiempo después, en 2001, cuando fui a África a darle cobertura a la labor de
los médicos cubanos en el silenciado continente, mi amigo y compañero de equipo
Ahmed Velázquez, fotorreportero de Granma Internacional, me hablaba de “El
Viejo” –como le decía- con una admiración y un cariño muy grandes, y afirmaba
que aquel maestro del lente era un profesional que enseñaba todos sus
conocimientos a los demás, y él se sentía su más humilde discípulo, en un
momento en que Ahmed comenzaba a erigirse como uno de los grandes del
Periodismo gráfico en Cuba.
Por eso
anoche, cuando conocí la noticia de su muerte, me impactó porque a pesar de sus
78 años estaba en plenitud de forma física y mental, y aun jubilado, seguía
trabajando incansablemente en plasmar instantáneas para la historia, con su
peculiar forma de hablar y su inseparable tabaco en una de sus manos, que solo
dejaba un momento para enfocar el lente de su Nikon D200.
En su fecunda vida laboró como corresponsal de guerra en Viet Nam y Nicaragua, y como fotorreportero, acompañó al líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, en numerosos viajes al exterior, entre ellos a España, Brasil, Bolivia, Colombia, México, China, Chile, República Dominicana, Venezuela, Malasia y Libia.
Sus fotos han aparecido en revistas nacionales e internacionales, así como en libros de fotografías. En Instantáneas, lanzado en 1999, se recogen 77 imágenes de Fidel Castro a lo largo de 40 años, mientras que en el volumen Cien imágenes de la Revolución, 15 de ellas fueron captadas por Noval.
En su fecunda vida laboró como corresponsal de guerra en Viet Nam y Nicaragua, y como fotorreportero, acompañó al líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, en numerosos viajes al exterior, entre ellos a España, Brasil, Bolivia, Colombia, México, China, Chile, República Dominicana, Venezuela, Malasia y Libia.
Sus fotos han aparecido en revistas nacionales e internacionales, así como en libros de fotografías. En Instantáneas, lanzado en 1999, se recogen 77 imágenes de Fidel Castro a lo largo de 40 años, mientras que en el volumen Cien imágenes de la Revolución, 15 de ellas fueron captadas por Noval.
Sirvan entonces
estas líneas como mi humilde homenaje a uno de los maestros del Periodismo
gráfico en Cuba, que seguirá viviendo porque sus imágenes están ahí, para
descubrir la grandeza de un hombre que aunque logró lo extraordinario nunca lo
demostró, porque su humildad también fue una de sus virtudes.
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