A Félix Ramos lo conocí un en un concierto y me impactó la forma en que tocaba su
guitarra, (qué digo tocaba, acariciaba su guitarra), y como yo siempre he sido
muy apegado a tan bello instrumento, no me perdía una nota de las que llaman “patas
de cangrejo”, esas que nunca pude lograr dominar en mis años de estudiante y
profesor, cuando pasaba largas horas cantando temas de José Feliciano y Silvio Rodríguez.
Esa fue la
primera vez que vi a Félix, en una fecha que no puedo precisar, aunque ya había
oído hablar mucho de él, no solo como músico, sino como persona y directivo de
la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en Las Tunas.
Después,
allá por 2004, ya como miembro yo de la UNEAC, comenzamos a relacionarnos de
manera estrecha, tanto por mi condición de presidente de la Filial de Cine,
Radio y Televisión, y él como vicepresidente primero del Comité provincial,
como por nuestros puntos de vistas la mayoría de las veces coincidentes, y,
sobre todo, por la forma de ver la vida, de analizar los problemas, de
comprender y querer a los demás de gratis, como se dice por acá.
Desde
entonces, entre Félix y yo ha crecido una amistad sincera y sin límites, y ha
crecido también mi admiración por él, porque es una persona con un humanismo
extraordinario y porque es como yo: dice lo que piensa de frente, sin segundas
lecturas, sin segundas intenciones.
Mas, a
pesar de la larga amistad, Félix siempre tiene el don de sorprenderme, ya sea
por sus conocimientos amplios sobre cualquier campo del desarrollo y de la
historia, por sus análisis mesurados ante problemas que pueden ser peliagudos,
o por las cosas más sencillas que muchas veces pasan inadvertidas para algunas
personas poco observadoras; pero hace solo unas horas Félix me sorprendió de
una manera diferente, académica puedo decir, al defender su tesis de Maestría
en Desarrollo cultural comunitario, acto con el que dejó una huella imborrable
no solo en el tribunal, sino en el auditorio, del cual no fueron pocos los que
hablaron cosas tan lindas de Félix que la piel se erizaba ante el orgullo de
ser su amigo, o sencillamente su conocido.
En ese
momento Félix disertó sobre la radio como un profesional íntegro del medio. Y
de su espacio Pequeño concierto, hizo un análisis fenomenal, como dice cierto
personaje de una novela brasileña, y yo, que soy un profesional del medio,
aprendí con sus enseñanzas y confieso que volvió a sorprenderme por su caudal de
conocimientos sobre todo el proceso radial.
Por todo
ello no pude sustraerme a la necesidad de escribir estas líneas como un
sencillo homenaje a mi amigo y compañero, ese que lo mismo sobrepasa las
barreras de lo ordinario cuando acaricia su guitarra o cuando cautiva con su
palabra, casi siempre sabia. Y quizás parezca una exageración, pero es lo que
pienso.
MIS FELICITACIONES PARA FELIX DESDE OHIO, NUNCA OLVIDO SU AMPLIA SONRISA Y SU DULZURA PARA EXPRESAR SU AMISTAD, LE QUIERO DESDE QUE ERA UNA NIÑA Y ME ACOMPAÑABA CON SU GUITARRA , PARA QUE CANTARA ALLA POR LOS AÑOS 67-68 CUANDO ERA ALUMNA DE LA SECUNDARIA CUCALAMBE.RECIBE UN FUERTE ABRAZO DESDE ESTA DISTANCIA FELIX RAMOS, DIOS TE BENDIGA Y SIGAS COSECHANDO MERECIDOS EXITOS.
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