Maikel, a la izquierda, junto a su hermano Jose Alberto. |
Ayer
fue el cumpleaños de mi hijo Maikel, el mayor, pero fue tanto el ajetreo
del día que no me dio tiempo a escribir sobre mi primogénito, una costumbre en
cada cumpleaños de mis hijos.
Maikelcito
nació el 9 de enero de 1981, en una tarde muy fría que congelaba las paredes
del hospital general docente Ernesto Guevara, de la provincia de Las Tunas.
Recuerdo
como si fuera ahora todo el proceso del parto, cuánta demora para llegar al
mundo y dar su primer grito a la aurora, hasta que lo hizo, después de varios
días de estar ingresada María, su mamá.
Maikel fue
mi primer gran regalo de este mundo. Y a partir de su nacimiento y yo con solo
24 años, lo hice crecer, junto a su madre, claro, y ya cuando caminaba me lo
llevaba para donde quiera, orgulloso por aquel trofeo de la vida.
Maikel, en su tercer cumpleaños, junto a su prima Yaremis, a la izquierda, y su tía Mayelín, mi hermanita fallecida en 2014. |
También recuerdo
que cuando me iba a trabajar para algún municipio en mis quehaceres
periodísticos, se iba conmigo con solo dos o tres años, y se pasaba el día como
si nada, porque en verdad siempre fue muy apegado a mí.
Y así
creció, y estudió Pedagogía, y se hizo Máster en Ciencias de la Educación, y es
un muchacho correcto, aparentemente muy serio pero jodedor a más no poder, y
junto a su hermano Jose Alberto siempre anda buscándole las cuatro patas al
gato, con sus ocurrencias que alegran la casa.
Junto a
Jose, Maikel es lo más grande de mi vida, y no solo porque los hijos son lo más
grande en la vida de cualquier persona, sino porque siempre ha estado muy unido
a mí y a nuestra familia. Y eso es más que suficiente para ser
feliz.
Vaya entonces
mis felicitación para mi amado hijo.
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