Bienvenido el 2014

De izquierda a derecha: Mis hijos Maikel y Jose Alberto, mi esposa
María, Mercy Lago y su hijo Carlos.

Otra vez sobre el camino, sobre las páginas de mi espacio personal, a través del cual tuve grandes privilegios en el año que acaba de concluir, y que ahora se erige sobre el largo 2014, un año que tiene que ser mejor en todos los sentidos.

Después de dos días de descanso por el fin de año, vuelvo a encontrarme con mis seguidores, quienes son mi razón de ser, y por los que me esfuerzo cada día para tener mejores entradas, que me permitan llegar a la vida de cada uno de ellos, y tratar de satisfacer sus expectativas con mis textos.

El fin de año fue intenso, como el propio 2013, en el que mi familia mantuvo su unidad, al igual que mi país, que avanzó en todos los campos del desarrollo.

Ayer mi esposa María y mis dos hijos: Maikel y Jose Alberto y yo, nos fuimos hasta Guáimaro, en la provincia de Camagüey, y pasamos por todo lo alto la despedida de 2013, con un cerdo asado en púa por mi concuño Raúl, en compañía de su esposa Viviana y su hijo Raulito, y esperamos el primer minuto de 2014, y brindamos por nosotros y por todos los demás, por Cuba y la Revolución.

También visitamos a nuestra entrañable amiga Mercy Lago, quien por poco revienta de alegría cuando nos vio llegar sin esperarnos, y hablamos, y nos pusimos al día, y compartimos con sus amigas y con su hijo Carlos, en ese ambiente de familia que es común en Cuba.

Y ahora estoy aquí, disfrutando el acto por el aniversario 55 del triunfo de la Revolución cubana en Santiago de Cuba, disfrutando el primer día de 2014, porque el trabajo sigue después de una pausa, para luchar por nuevas conquistas, por nuevos logros para los míos y para todos.