lunes, 1 de junio de 2015

Esta es una foto excepcional que encontré en Facebook a través de Ivette González Salanueva, hija de René González Sehweret, que constituye todo un emblema del amor entre hija y padre, y a mí se me ocurre lo que estaba pensando la bella Gema Hernández Pérez de su papá Gerardo Hernández Nordelo mientras lo miraba fijo a sus ojos y le acariciaba el rostro: “Gracias por estar, papá”.

Qué bella imagen, qué bello instante entre padre e hija. ¿Cuántas veces pensaría Gerardo en este momento, sumido en la soledad de su celda? ¿Qué pensará ahora, cuando mira a su bella hija que no le quita los ojos de encima, como diciendo: “te conozco papá, siempre te he conocido”.

Todos los hijos y todos los padres son sublimes ante el amor recíproco. Mas, este amor es mucho más grande, mucho más sublime, porque es un amor más que especial por las condiciones y los años que tuvieron que esperar padre e hija, para que naciera la vida y estar juntos.

Para mí es un regalo de la vida que ha hecho justicia con los buenos, un regalo para Gerardo y un regalo para Gema que sentirá un inmenso orgullo de su padre cuando sepa razonar. Es, en fin, un bello y emblemático regalo para este Día Internacional de la Infancia.


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Este es mi espacio personal para el diálogo con personas de buena voluntad de todo el mundo. No soy dueño de la verdad, sino defensor de ella. Vivo en un país libre y siento orgullo de ser cubano.

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