martes, 31 de marzo de 2015

De izquierda a derecha: Lacha, Mastrapa. Adalys, yo, Labrada, Martes y Lucién.
Hace solo unos días, en la Jornada por el Día de la prensa cubana, recibí, junto a un grupo de profesionales, el reconocimiento Maestro de periodistas, por mi labor en la docencia durante los últimos 15 años, en este caso en la Educación superior.

Y eso me ha hecho pensar en mi vocación de maestro, desde que en mis inicios laborales me desarrollaba como profesor de secundaria básica primero y de preuniversitario después, hasta que me enrumbé un día hacia el Periodismo, pero sin dejar de mirar hacia la docencia.

Recuerdo que después de dejar el magisterio de manera profesional, ya como reportero del entonces diario 26, le impartía clases a los corresponsales voluntarios y desarrollaba talleres sobre temas de Periodismo y cuando ingresé a la emisora provincial Radio Victoria, a finales de la década del 90 del pasado siglo, acogí en serio mi labor docente, que llegó al clímax cuando comencé a desempeñarme como profesor de la Universidad Lenin, allá por 2003.

De entonces para acá la docencia ha acompañado mi desempeño profesional en las aulas de Comunicación Social de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas y como precursor de la docencia en mi órgano de prensa, hasta las aulas del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, de La Habana, el Centro de Estudios del Instituto Cubano de Radio y Televisión y muchas emisoras de todo el país.

Y es que enseñar lo que uno sabe es lindo. Ver cómo alguien es capaz de desempeñarse en alguna tarea específica a partir de las enseñanzas de uno, ofrece una satisfacción sin límites, porque la preparación y el empeño por llevar adelante una especialidad reflejados en otro reconforta.

Yo, que me he pasado la vida aprendiendo, me doy cuenta que también me he pasado la vida enseñando, alejado de aquello de que no se puede enseñar todo que algunos esgrimen, porque lo lindo es compartir y socializar lo que se ha aprendido, porque a fin de cuentas el conocimiento es para compartirlo, pues lo otro es un gran egoísmo.

En mi Grupo Internet, de Radio Victoria, todos los días estoy “tallereando” algo, y ahora, por ejemplo, siento la satisfacción de que Luisi, el fotorreportero de Tiempo21, a quien he formado en esa especialidad desde cero, ya comienza a editar los vídeos para el medio a partir de lo que le enseño, y el orgullo crece en mí hasta los tuétanos cuando observo las imágenes que logra, con un excelente sentido de la composición, el encuadre, los planos, ángulos y el manejo de la luz, y como fotógrafo de vídeo, y aunque no siempre se lo digo, mi felicidad es inmensa.

Por eso he aceptado tan bien ese reconocimiento de Maestro de periodistas, porque la pedagogía es una profesión hermosa, pues permite reflejarse en los demás.




lunes, 30 de marzo de 2015

Visitar el complejo monumentario en homenaje al Comandante Ernesto Che Guevara, en la ciudad de Santa Clara, es vivir un poco de la historia de ese hombre que se erige como una leyenda mundial.

Fue en esa ciudad donde el Che libró una de las batallas decisivas del Ejército Rebelde, y a partir de entonces, Santa Clara lo acogió –lo acoge- como a un hijo que siempre tiene en esa urbe a su regazo para acunarse en él.

Fue el 28 de diciembre de 1988 cuando quedó inaugurado ese sagrado lugar, cuya concepción artística estuvo a cargo del destacado escultor cubano José Delarra y es un complejo que nace de tres proyectos diferentes: el monumento como tal, la Plaza Ernesto Che Guevara y la Avenida de los Desfiles, integrados a través de una sola concepción general, lo que le da una belleza inigualable a esa parte de la ciudad santaclareña.

Es en ese lugar donde descansan los restos del Che y varios de sus compañeros de lucha. Después de varios años de intensa búsqueda, especialistas cubanos encontraron al llamado Guerrillero Heroico y después de identificarlo fue trasladado a la ciudad cubana que lo acogió como a un hijo, y allí, en un ambiente de paz y rebeldía, su ejemplo se erige en un memorial que siempre ha sido historia, como su propia vida.

El museo y su esencia fue proyectado por la arquitecta Blanca Hernández Guivernau, con museografía de otro arquitecto, José Ramón Linares Ferrera, quienes pusieron todo su empeño en hacer un lugar a la altura del hombre que acogería hasta el fin de los tiempos.

Allí el visitante puede recorrer la cronología de la vida y la obra del Che, en la que aparecen etapas como la niñez, la adolescencia y juventud, y se hace énfasis en el marco familiar donde se formó en la Argentina que lo vio nacer, y también abarca faceta de su obra y pensamiento revolucionario, como constructor del Socialismo en Cuba y como internacionalista.


domingo, 29 de marzo de 2015

El décimo cuarto Salón Provincial de Instructores de Arte abierto en el lobby del Teatro Tunas, de la ciudad de Las Tunas, es una invitación al buen hacer de un grupo de jóvenes que hacen suyo el arte para comunicar sus ideas y conceptos a través de los tiempos que vivimos.

Estos jóvenes profesionales dejan su impronta con más de una veintena de obras que sobresalen por el gusto estético, entre las que sobresalen Secuelas del paraíso, de Leandro Pérez Figueredo, que resultó la obra laureada con el primer premio del salón, El repartidor de sueños, de Dannier Viamonte Pupo y La imagen muy dentro de mí, de Misleydis Quesada Otero, que obtuvieron el segundo y tercer lugar.

Las obras representan varios temas, con técnicas como la cerámica, policromada, el acrílico y óleo sobre lienzo, fotografías, plumilla sobre cartulina, papier maché, acrílico sobre tela, hasta el arte digital, con un discurso distintivo lleno de códigos expresivos.

El Salón Provincial de Instructores de Arte representa un espacio ideal para los jóvenes profesionales, que forman parte de la Brigada José Martí, quienes pueden mostrar su creación más allá de la docencia, en las escuelas y los  centros a los que están vinculados.

No importa cuánto deben hacer en función de los demás, no importa las horas frente a alumnos con explicaciones demostrativas sobre las distintas expresiones de las artes plásticas, ahora se trata de un público diferente, que se enfrenta a cada obra en busca de una lectura que lo haga comprender un mensaje codificado, lleno de símbolos que llegan a la mente y traspasan los umbrales de la conciencia para acomodarse en las emociones.

Ahora, con las obras de este salón, los instructores de arte demuestran que hay algo más que una forma de enseñar, porque los códigos expresivos de las artes visuales ayudan a comprender la vida en una instante determinado, siempre con las ansias de llegar al espectador con un mensaje que lo haga feliz.

sábado, 28 de marzo de 2015

La orquesta de guitarras Isaac Nicola surgió en 1998 por una petición de la que fuera entonces subdirectora de Música del nivel elemental de la Escuela Vocacional de Arte de Las Tunas, Amira Moreno. 

Ella le propuso al profesor Ramón Carlos Leyva que agrupara los niños en una orquesta, para que se presentara fundamentalmente en las Jornadas Cucalambeanas.

Al inicio, solo se hacía el montaje de las obras que ellos tocaban y eran piezas sencillas y no requerían de un director al frente, pero en el año 2000, al graduarse Ramón Carlos del Instituto Superior de Arte, ISA, se abrió el nivel medio profesional de la guitarra, lo cual posibilitó la llegada de alumnos de territorios cercanos.

Por aquella época, Louis Aguirre, profesor de Ramón Carlos en el ISA y en ese entonces director de la Orquesta Sinfónica de Camagüey, le sugirió que asumiera la dirección de la orquesta, aunque el joven Ramón no tenía experiencia alguna en esa profesión, pero su profesor insistió y finalmente aceptó.

A partir de ese momento, las obras fueron mucho más complejas. Aguirre ayudó mucho y la joven Orquesta de Las Tunas participaba en el Festival Internacional de Música Contemporánea, con presencia de músicos europeos. 

Por ese entonces, el maestro Harold Gramatges, le daba consejos a la Orquesta, al igual que otro maestro, Jesús Ortega, quien al conocer la existencia de la orquesta segunda en antigüedad de Cuba después de Sonatas Habaneras, que él dirige, se llenó de regocijo y de él partió la idea de que en Las Tunas se desarrollara cada dos años el Encuentro Nacional de Orquestas de Guitarras, el único evento de su tipo y donde se reúne la mayor cantidad de guitarristas del país.

Hay algunos rasgos que distinguen a la orquesta Issac Nicola de las del resto del país, como la diversidad de guitarras, gracias al mejor lutier de la Isla: Dioscórides Borges Fuerte, quien construyó los requintos para ampliar la gama de la tesitura de la música, además de una compra de varias excelentes guitarras en Brasil, que mejoraron la calidad de los instrumentos.

Por eso ahora la orquesta muestra diez guitarras convencionales, dos bajas de siete cuerdas y cuatro requintos, y ahí está la distinción.

En cuanto a los arreglos es digno destacar la labor que desempeña el maestro Ortega en ese sentido, porque este tipo de agrupación es atípica, y en la  historia de la música no se escribió para este formato. Los grandes como Mozart, Beethoven, Bach, compusieron para cuarteto de cuerdas, para el piano, pero no para una orquesta como esta.

El maestro Ortega se ha dedicado a realizar transcripciones de conciertos, de obras, y asimismo llevar la música cubana al repertorio de la orquesta tunera, desde Lecuona hasta la trova tradicional santiaguera, lo que sin dudas ha enriquecido enormemente la propuesta musical.

Después de 17 años de formada, los mayores regocijos para los integrantes de la orquesta Issac Nicola fueron el concierto ofrecido al maestro Leo Brouwer, una figura emblemática de la guitarra mundial, los intercambios con las otras orquestas y las presentaciones en la provincia de Holguín, donde se han presentado en sus jornadas de conciertos, en las cuales los muchachos se sienten a gusto.

La salud de la orquesta de guitarras de Las Tunas es excelente, pues es una dicha contar con muchos alumnos en la Escuela Vocacional de Arte que se vislumbran como la cantera. No son todos fundadores quienes la integran en la actualidad, sin embargo, la retaguardia está asegurada con un nivel medio fuerte, con una matrícula numerosa y con calidad.

Otro de los aportes de la agrupación es lo que ha representado para la enseñanza artística de la provincia de Las Tunas pues han ayudado a formar a las nuevas generaciones de guitarristas a partir de su ejemplo.

Por todo ello, la orquesta de guitarras Issac Nicola es un orgullo de Las Tunas y se erige como una de las más emblemáticas de toda Cuba.


miércoles, 25 de marzo de 2015

Gerardo y Hazeem, felices por el encuentro. (Foto: Ismael Francisco)
El encuentro con mi sobrino Hazeem, hijo de mi inolvidable hermano Ahmed Velázquez, es uno de los hechos más importantes que he experimentado en los últimos tiempos.

Sandra Teresita, su mamá, me escribió por Facebook, me dijo que Hazeem estaba en La Habana de visita y me dio un teléfono para que lo llamara. Casualmente, por la noche yo viajaba a La Habana. Lo llamé y andaba con su prima para Varadero, y marché hacia la capital.

Ya en La Habana, me llamó al celular al otro día por la mañana:

-Tío Migue, es tu sobrino Hazeem, ¿no piensas venir a verme? Y me fui al encuentro esperado por más de 10 años, porque después de la muerte de su padre, se fue con su mamá a vivir a Miami cuando solo tenía nueve años de edad y aunque hablábamos vía Facebook nunca más nos habíamos visto personalmente.

Junto a Ismael Francisco, Adriana, Gema y Gerardo.
Confieso que nunca pensé que Hazeem fuera un joven tan correcto, educado, formal y con tanta madurez para sus apenas 19 años. Con barba a lo medieval es la misma estampa de su padre, la misma cara, la misma risa, la misma forma de proyectarse y con los genes del padre a la hora de ver la vida, salvando la distancia de edades.

-Háblame de mi padre, de África- me dijo y comenzó a preguntarme por pasajes de su papá en Ghana, donde trabajamos juntos en 2001, dándole cobertura a la labor de los médicos cubanos en el olvidado continente, y hablamos mucho, mucho no solo de Ahmed, sino de su vida, de sus planes, de sus estudios en la Universidad, de su trabajo en una tienda de audífonos y como productor de música en un grupo que va dando muestras de calidad en ese difícil mundo; de su amor por Cuba, que lo atrae sin remedio…

Con la bella Gema. (Foto: Ismael Francisco).
Y a medida que hablábamos y compartíamos ideas, me parecía que tenía a Ahmed delante de mí, con su peculiar forma de ver la vida, y mi orgullo crecía y crecía, porque sentía cómo pagaba una especie de deuda con mi hermano fallecido, pero sobre todo con la vida, porque aunque Hazeem viva en los Estados Unidos siempre he estado cerca de él, tanto por su mamá Sandra Teresita como por él mismo, y siempre que ve una foto de África que publico en Facebook me pregunta que si es de su papá, y siento orgullo cada vez que le respondo afirmativamente.

Hazeem sacó lo mejor de los genes de su papá y de su mamá, pero sobre todo de sus enseñanzas, de todo lo que su padre hablaba con él en la casa o cuando siendo muy pequeño se lo llevaba para sus aventuras de trabajo, en la Ciénaga de Zapata o en cualquier otro lugar intrincado del país, y por supuesto, de la esmerada educación que le ha brindado todos estos años su progenitora, para hacerlo un joven de bien.

También me habló con mucho cariño de Monchy Gattorno, el esposo de su mamá, quien según sus palabras ha sido especial con él y lo ha tratado como un verdadero hijo, de las locuras de su hermano Luisi con su pequeña y preciosa hija, de la vida, la gente, las cosas, y fueron unas dos horas hablando y hablando y viviendo momentos inolvidables.

Después tuvo que llegar la despedida porque él tenía muchas cosas que hacer en el poco tiempo que andaba por acá y yo debía asistir a una reunión, y aunque quedamos de vernos otra vez nos resultó imposible por sus compromisos y por los míos.

Ya por la noche antes del día de mi regreso, lo llamé y por fin lo encontré en casa de su tía Gisela, y estaba eufórico porque había estado en la casa de Gerardo Hernández Nordelo, quien desde su encierro fue muy amigo de Ahmed, y desbordaba su alegría por aquel encuentro con un hombre extraordinario, su esposa Adriana y su pequeña Gema.

-No te preocupes, tío, que en agosto pienso volver y nos veremos- me dijo y se me hizo un nudo en la garganta por tanta dicha, porque aquel fotorreportero recalcitrante de Granma Internacional que anduvo conmigo por las selvas africanas, dejó una semilla en esta tierra, como una muestra de la impronta de su corta vida, y para demostrar que de los grandes padres siempre nacen grandes hijos.



lunes, 23 de marzo de 2015

A través del Cieric las comunidades de Las Tunas se han llenado de espiritualidad,
La Oficina regional del Centro de Intercambio y Referencia-Iniciativa Comunitaria, Cieric, en la provincia de Las Tunas, es una suerte de laboratorio para llevar a las comunidades la espiritualidad que emancipa a las personas ante los agobios propios de la vida, tanto laboral como personal.

Desde que se tuvo la brillante idea de que en Las Tunas existiera la institución que dirigiera el trabajo de las cinco provincias orientales, este territorio ha tenido el privilegio de ver el desarrollo comunitario, porque la Oficina ha servido para agrupar a la intelectualidad en torno a la gente de menores recursos, de los lugares menos desarrollados.

El Cieric, junto a la Unión de Escritores yArtistas de Cuba en la provincia, han mantenido una simbiosis que hace grande a los artistas empeñados en llevar el arte y la literatura a gente de barrios, donde escasean las opciones culturales y la vida muchas veces se torna monótona.

No puede ser de otra manera, y hoy comunidades como Boquerón e Itabo, en Puerto Padre, el Club familiar, el reparto Aguilera y el propio centro de la ciudad de Las Tunas son diferentes por proyectos comunitarios que se han ganado el cariño y la admiración de la gente, que acuden a sus sedes y actividades en busca de un momento diferente, y siempre lo encuentran.

Pero no es solo en Las Tunas, porque en las otras cuatro provincias orientales el desarrollo comunitario también se nota de manera excepcional, y eso se debe a un Centro que se empeña cada día en preservar y despertar la espiritualidad de las personas, para que al mismo tiempo sean mejores seres humanos.

La Oficina de Las Tunas es una sede pequeña y modesta, con solo cuatro  profesionales que cada día aportan lo mejor de su talento en busca de nuevos horizontes, de nuevas metas.

En todo el país el Cieric tiene una labor destacada, pero Las Tunas con las demás provincias orientales son de referencia, y son miles de personas de esta región que ya no podrían vivir sin sus proyectos, porque los proyectos son vida y juventud, aunque sean cientos las personas de .la tercera edad que acudan a ellos, además de los niños, dos de los grupos priorizados.

Por eso la Oficina del Cieric en Las Tunas, además de una suerte, se ha convertido en un lugar de hacer bien, a través del arte y la literatura, y eso no tiene precio si de valor se trata, porque lo más importante está en el espíritu y el Cieric trabaja con y para el espíritu.


domingo, 22 de marzo de 2015

Juan Manuel, ya enfermo, junto a su hija Lisandra, en Chile.
Acabo de llegar a Las Tunas procedente de La Habana, con el dolor de no poder despedir a un amigo que se fue, aun cuando hace más de un mes que anunciaba su partida.

Juan Manuel Herrera Álvarez, mi amigo y compañero de la Filial de Cine, Radio y Televisión de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en la provincia de Las Tunas, ha muerto sin remedio a pesar de haber contado con la atención de los profesionales de renombre, que, sin embargo, nada pudieron hacer contra el agresivo cáncer que lo dominó en apenas tres meses.

Mi amistad con Juan Manuel data de muchos años atrás, cuando trabajaba como realizador en Radio Libertad, de Puerto Padre, y yo sentía una gran admiración por su excepcional trabajo y por ser uno de los directores de programa más premiados de su tiempo.

Después vino para la ciudad de Las Tunas, y comenzó a trabajar en el telecentro TunasVisión, y se mudó para enfrente de mi casa, y comenzamos a hacer obras audiovisuales en un equipo que junto a él conformábamos Alejandro Lora y yo, que nombramos Videas JMA, y creo que hicimos época con nuestros vídeos arte y otros promocionales y documentales.

Después nosotros ingresamos a la Uneac, porque ya él era el presidente de la Filial, y durante más de 10 años trabajamos juntos por la cultura de Las Tunas y de la nación y nuestra amistad fue siempre sólida.

A finales del pasado año fue de visita a Chile, para estar con su hija Lisandra, y cuando nos veíamos en Facebook siempre jaraneábamos sobre los más diversos temas, y a principios de diciembre me confesó que desde que había llegado allá estaba enfermo, y muy amarillo, aunque no se sabía lo que tenía, y me aseguraba que en cuanto llegara a La Habana se atendería.

Y así llegó a Cuba a mediados de enero, si mal no recuerdo y enseguida fue hospitalizado para estudiarlo, pero nunca más salió del hospital, y falleció el pasado viernes y ayer sábado, los amigos, intelectuales y compañeros de trabajo de la Casa Iberoamericana de la Décima, su último centro de trabajo, le rindieron homenaje póstumo a sus cenizas en la propia institución, en una ceremonia respetuosa y amorosa por el amigo caído, y yo sintiendo no haber estado allí, junto a él y los que acudieron al lugar.

Por eso ahora, acabado de llegar de la capital del país, me he interesado por lo que pasó y me han contado algunos detalles, y escribo estas líneas como mi sencillo y querido homenaje al amigo que se fue, con tantos sueños por cumplir, con tantas metas trazadas, con tantos poemas por escribir y con tanto camino por recorrer con su grupo La Monedita del alma, cuyos niños y adolescentes que la integran sé que están sufriendo porque Juan Manuel fue como un padre para ellos.

Descansa en paz, amigo de siempre. Y nosotros, en la Filial que tú forjaste, honraremos tu memoria con cada producto de cine, televisión y radio que realicemos, porque tu ejemplo nos guiará por el profesional camino que siempre supiste recorrer con acierto y maestría.



viernes, 13 de marzo de 2015

Ana Isa Vidal Díaz, una de las más brillantes periodistas que haya pasado por Radio Victoria, acaba de ganar el Premio nacional de Periodismo cultural Rubén Martínez Villena que auspicia cada año la Asociación Hermanos Saíz, en la categoría de radio y yo he sentido un orgullo enorme de ser su compañero de trabajo y más que eso, su amigo.

Porque Ana Isa es una de esas jóvenes cautivantes con su labor profesional y con su presencia siempre viva, y desde que llegaba a la redacción era como un bálsamo para el alma de sus compañeros, porque su forma de ser te atrapa una vez que la conoces y no te suelta jamás, parabién del espíritu, por supuesto.

Unas horas después del Premio he conversado con ella por Facebook, en la distancia, y me ha confesado lo feliz que la hace el galardón, “porque esos trabajos algunos los hice desde la casa, con mi computadora y mi grabadora, apurada porque a las 7:00 de la mañana tenía que salir el tiempo cultural. 

Participé en ese concurso porque a dos semanas de estar en La Habana, mi mamá me envió un sms diciéndome que había visto la convocatoria en la TV.

“Me resultó tierno que mi madre, que no es periodista ni trabaja en los medios, pensara que mi trabajo tenía la calidad como para presentarlo. Y por ella, por respeto a su confianza, fui al Pabellón Cuba y llevé los trabajos en la memoria, ni imprimí nada ni quemé disco. Imagínate, he estado tan abrumada con trámites, y contratos, no estaba para eso.

·”Sí reconozco que sentarme a escoger los trabajos de 2014, fue un buen ejercicio; a veces no tengo la menor idea de qué está bien o mal en el periodismo radial, sólo tengo mi instinto. Y llevé los que me gustaron a mí, los que me dejaban un buen sabor cuando los escuchaba. Entendí que no importa que alguien piense que lo que tú hiciste es excepcional, o notable, o aceptable, si a ti te gusta, y crees fue lo que mejor pudiste hacer en ese momento, bajo esas circunstancias. Yo soy así, siempre tengo que quedar en paz, sin amargura, sin rencores, para poder seguir.

“Lo que sí es duro que tenga que venir un grupo de personas de La Habana que ni me conocen, a decir que mi trabajo de un año vale, no debería ser así”.

También me habla de que de todas formas está contenta. “No sé cuando volveré a trabajar en una emisora (por ahora estoy haciendo los podcast de SoyCuba) y no sé si volveré a hacer periodismo cultural, pero la persona que soy ahora es fruto de las secciones culturales de Radio Victoria, del calor en la redacción, y la falta de PC para sentarse, de las semanas apretadas con líneas editoriales, y planes de trabajo, de las madrugadas después de una cobertura por la noche, de los fines de semana demasiado cortos, de mis colegas aptos para ingresar al Clodomira (ríe), los extraño a todos, o a casi todos".

Después me dice algo lindo: 

“Besos, no te pierdas, no me culpes por irme, mantente ahí, critícame cuando escriba algo que no te guste, llámame cuando vengas al Costillar, que yo soy la misma socita tuya de siempre”.

Emocionante a la verdad. Emocionante saber que esa muchacha bella y talentosa se formó en Radio Victoria, nuestra emisora del alma, en un colectivo discutidor y profesional, de cuyo seno cada día de este mundo salen las más diversas noticias y las más disímiles voces del pueblo, protagonista eterno de la obra revolucionaria.

¿Por qué se fue hacia La Habana? Solo ella lo sabe a ciencia cierta, porque ama la radio. Quizás fue por buscar otros horizontes, otras experiencias, otras formas de decir, aunque sé que su vida está detrás del micrófono, en la carrera contra el tiempo cada mañana para garantizar sus dos tiempos culturales en la Revista Hablemos de y con el máximo de calidad.

Dos premios nacionales de forma consecutiva (a este se suma el de la mejor sección cultural de un noticiero en el país), hablan de la calidad en la forma de decir y de comunicar de esta muchacha en el pasado 2014, sin dudas un año de excepcionales resultados.

Pero lo que más aprecio, lo que más me emociona y me enorgullece, es escucharla decir que la persona que es ahora es fruto de las secciones culturales de Radio Victoria. ¡Eso es amor por su eterna emisora!, por su colectivo que ahora la añora, pero sobre todo, por la audiencia –su audiencia-, a la que hacía feliz e informaba bien temprano y le agradecía sus informaciones, crónicas, comentarios, sin saber que la mayoría de las veces andaba con el sueño a cuesta, con el cansancio a cuesta, con los días unidos a las noches y hasta a las madrugadas durante largas semanas.

Al decir de Bertolt Brecht, Ana Isa es de las imprescindibles. Y la redacción de SoyCuba ha ganado a una de las mejores exponentes del periodismo joven, eso que nadie lo dude. Y que ella me perdone, porque sé que me reprochará por haber escrito este texto. Pero tenía que hacerlo.



miércoles, 11 de marzo de 2015

La sede de la Fundación Nicolás Guillén en Las Tunas es un espacio para debatir
ideas y conceptos siempre en defensa de la cultura nacional. (Tiempo21 Foto /MiguelDN)
La Fundación Nicolás Guillén es una institución que no solo le rinde homenaje al Poeta Nacional de Cuba, sino que a través de su legado y su pensamiento, defiende palmo a palmo la identidad nacional, la cultura por la que tanto luchó el autor de Songoro cosongo.

Guillén fue un hombre no solo de letras, sino de acción, a través de su pensamiento nacionalista que levantó en todas las tribunas para defender la Revolución cubana, desde aquel emblemático texto que tituló Tengo, en el que expresa de manera magistral las diferencias de la Cuba del ayer y la que vivió con el triunfo del proceso comandado por Fidel Castro.

Quizás cuando su familia y un grupo de personas allegadas decidieron crear la fundación que lleva su nombre en 1991, no se imaginaban que con aquella idea de homenajear la vida y la obra del Poeta, daban un paso de avance importante en la defensa de la cultura nacional, a partir de todo por lo que él luchó sin descanso.

La letra de su poema Tengo es como un himno que toma en su trabajo la Fundación que lleva su nombre, porque en todo el país se materializa el pensamiento del Poeta Nacional en aquel emblemático texto, que retrata de forma magistral el cambio experimentado por el país con el triunfo revolucionario, lo cual hay que defender desde la cultura que es la forma primera de preservar la nación.

En la provincia de Las Tunas la Fundación Nicolás Guillén es como una esperanza para la creación, porque desde su seno se pueden hacer las más disimiles acciones para enraizar la cultura en los tuneros de ayer, hoy y mañana.

Son varios los programas que tiene la Fundación en Las Tunas, y desde esa suerte de remanso que supone su sede, en la que la tranquilidad y las ganas de crear se suman al espíritu, y sus miembros, profesionales, estudiantes y gente de pueblo, sienten un torbellino de ideas para llevar adelante el legado del poeta.

La Fundación Nicolás Guillén inspira a la defensa de la cultura, del país, de la Revolución por la que tanto luchó el Poeta Nacional, y en estos tiempos su pensamiento cobra mayor esplendor siempre desde la mirada de los miembros de esa organización, que llegó parabién de este país.




lunes, 9 de marzo de 2015

Cuando conocí a Geonel Ramas Sobrecuevas, un día cualquiera en la sede de Radio Manatí, en la oriental provincia de Las Tunas, enseguida percibí que estaba ante un hombre humilde y servidor, salido de la gente de un pueblo de central azucarero que a fuerza de dedicación y estudio había llegado a hacerse periodista.

Eso fue la primera vez que lo vi, porque después, con el tiempo, ya tenía una valoración más completa de él como profesional cuando escuchaba sus reportes por Radio Victoria, y en los últimos meses, estuvimos más cerca porque se convirtió en el reportero titular de Manatí del programa de participación ciudadana de la radio en Las Tunas Latir del pueblo, el cual dirijo.

Después, durante más de cinco meses del pasado año, fue uno de mis alumnos en un diplomado de Radio que impartimos en Radio Victoria, y era el primero en dar sus trabajos para analizarlos de arriba abajo, porque sus ansias de aprender lo llevaban a prestar sus realizaciones como material de estudio.

Durante el receso, siempre nos deteníamos a conversar, y era como una prolongación del aula, porque me preguntaba cualquier duda, cualquier idea que le surgiera, para siempre hacer su trabajo mejor, hasta caer en conversaciones más personales de un tema o de otro.

Igual sucedía con los trabajos de Latir del pueblo. Me llamaba por la mañana bien temprano o por la noche, y me decía en qué situación estaba el reporte de turno, y me pedía sugerencias, e intercambiaba conmigo y hacíamos un taller rápido e instructivo, y siempre tenía buenas ideas.

Ahora Geonel ha muerto, o mejor, ha dicho adiós a la vida, sin avisar, sin esperarlo. Y pienso en la noche de ayer domingo, cuando llamé a Mateo, el director de Radio Manatí, para orientarle el próximo trabajo para Latir del pueblo porque en su casa no me respondían.

Le pregunté por él y me dijo que andaba por el hospital haciéndose unos exámenes, y hasta jaraneamos como lo hacíamos con él, y con el optimismo de siempre le dije que pronto estaría nuevamente en la pelea, sin saber qué cerca estaba de la muerte.

Por eso esta mañana, cuando alguien me lo comentó, quedé como clavado en el piso, sin creer en la triste y demoledora noticia. Porque hombres como Geonel, no pueden morir así, injustamente, absurdamente, y aunque suceda, quienes lo conocimos siempre lo llevaremos en la trinchera de un periodismo que él siempre amó y tan bien representó.




domingo, 8 de marzo de 2015

Jorge, a la izquierda.
Esta es una foto emblemática para mí, por lo que representa Jorge Carbonell López como amigo y profesional, y fue tomada en un día de la prensa cubana, cuando almorzábamos en un lugar campestre de Las Tunas.

A Jorge lo conocí cuando yo era un adolescente y estudiaba el octavo grado en la escuela secundaria básica Wescenlao Rivero, de la ciudad de Las Tunas, y él nos impartía Matemática como el profesor titular de esa asignatura en el grado.

Por aquellos tiempos era tan joven como nosotros y aún tenía pelo, pero su incipiente calvicie descubría un futuro brillante en su cabeza, aunque lo que más llamaba la atención a las niñas del aula era su voz, que parece acariciaba las cuentas, los problemas, las ecuaciones, y la mayoría de ellas suspiraba cuando para aligerar un poco la dura materia, declamaba un poema de amor que dejaba muertas a las representantes del género femenino.

Entonces, con su pícara mirada echaba una ojeada al aula, y rompía el hechizo de las adolescentes damas con su voz que cortaba el aire cuando decía: “¿les gustó? Pues ahora a la Matemática”, y volvían las ecuaciones, los problemas, los cálculos, las figuras geométricas, los sistemas numéricos, el álgebra, los análisis, que a no pocos nos dejaba con la boca abierta y la cabeza echando humo.

Después de aquel año o algún tiempo después, Jorge dejó la docencia y comenzó a trabajar en la emisora Radio Circuito, actual Radio Victoria, y el mundo de la locución lo absorbió y los oyentes agradecieron aquella voz que surcaba el éter, y las muchachas suspiraban con sus poemas, y la imaginación jugaba libre con aquel hombre con una voz hecha para la radio.

A partir de entonces su carrera comenzó a ser brillante, porque no solo tenía la voz ideal, sino porque estudiaba y se actualizaba constantemente, y se graduó de Periodismo y su camino fue despejado y lleno de triunfos en el difícil arte de la locución, y un día se fue a trabajar a Radio Habana Cuba, pero regresó, hasta que otro día se casó y se fue a vivir a Venezuela, país en el que estuvo alrededor de 10 años porque regresó a su tierra natal y a su emisora natal, que nuevamente le abrió las puertas a su talento y a su entrega total, sin límite por lo que hace.

Hoy Jorge es una leyenda viva de la locución en Cuba. Presidente de la Cátedra de esa especialidad en la provincia de Las Tunas y miembro de la Comisión Nacional de Evaluación, ha impartido clases y conferencias en todo el territorio nacional, y se mantiene firme en sus programas diarios: la revista Hablemos de, y el noticiero Impacto, de los cuales es su conductor, en el romántico Bajo las estrellas, en el histórico dramatizado Caminos, siempre dejando ver sus dotes como comunicador y su influencia para todos los profesionales de la voz que lo rodean, porque él es, por derecho propio, la voz de oro de la locución en Las Tunas.


Tengo una mujer
que me cruza entero cuando me ama,
casi siempre anda de prisa
pero juega a vaciarme en cada entrega,
y las puntas de sus senos
desafían mis dientes y se me antojan.
Tengo una mujer
que no tiene mañana,
en ella la vida se escapa entre cristales
cuando su vientre impreciso viene y va
y se queda
al sentir mis caricias internándose en su poema.



martes, 3 de marzo de 2015

El Paramount Chef tradicional (tercero de izquierda a derecha)
con su equipo de trabajo. (Foto Ahmed Velázquez)
Cuando las copas se alzan para brindar y chocan entre sí, el doctor Puobe Chiir VII lo hace por el Comandante en Jefe, Fidel Castro, y expresa su mensaje de gratitud al líder cubano por lo que hace por su pueblo. “Le deseo que viva 100 años más”, dice y bebe la cerveza que hace sudar la jarra. Qué así sea, asienten todos y se aplaude por el brindis.

Es un día muy caliente en Nandom, en el que el Paramount Chef tradicional y presidente de la Casa Nacional de Jefes de Ghana, en el África subsahariana, le ofrece una recepción a los médicos que trabajan en esa zona: Antonio, Carlos, Fred y Alfredo.

Cuando el Rey recibe a los galenos en una terraza del piso superior, lo primero, después de las presentaciones, es agradecerles lo que hacen por Ghana. “Los admiro mucho porque ustedes están realizando algo que los médicos de mi país no son capaces ni de pensar siquiera: trabajar en los lugares más pobres y apartados de esta nación”, dice el Paramount Chef.

Puobe Chiir VII cursó sus estudios superiores en la universidad Ca' Foscari, de Venecia, Italia, donde obtuvo el título de doctor en Economía. Viste un elegante traje tradicional y sobre su pecho cuelga una gruesa y larga cadena de oro con un medallón que lo identifica como el Paramount Chef (Jefe de jefes) de toda Ghana.

Después de una hora de recepción el encuentro se vuelve informal y Puobe Chiir asegura que la presencia de los médicos cubanos en Ghana es uno de los hechos más trascendentales en la historia de ese país. Y en prueba de máximo agradecimiento les dice a sus invitados su nombre de pila: Charles Puore Imoru y les regala un chivo, que es como un animal símbolo de Ghana.

Al salir de la recepción, ya en las afueras del palacio, uno de los ayudantes del Rey les comenta a los médicos: “nunca había visto a mi jefe tan contento. Ni siquiera yo conocía su verdadero nombre”.


Desde mi orilla

Este es mi espacio personal para el diálogo con personas de buena voluntad de todo el mundo. No soy dueño de la verdad, sino defensor de ella. Vivo en un país libre y siento orgullo de ser cubano.

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