sábado, 21 de abril de 2018

Tatiiana, en plena ronda de noticias en la Redacción Informativa.
Tatiana Pérez es una de las emblemáticas presentadoras de noticias y programas informativos del gigante informativo multiestatal TeleSur, a quien tuve la oportunidad de conocer durante mis labores en mi canal querido, en la sede de Caracas.

Ella es colombiana y se graduó de periodista en la Universidad Autónoma de Occidente, en Cali, de donde egresó con el ansia de contar historias sociales para ayudar a Latinoamérica toda.

En lo personal, Tatiana es una mujer encantadora, siempre con una sonrisa para con todos, aunque tenga un genio de los buenos cuando algo anda mal y le molesta, pero aunque se moleste antes de alguna ronda, es capaz de salir en cámara como si nada hubiera pasado, porque es profesional de la cabeza a los pies.

Una vez nos invitó a mis compañeros cubanos Chicho, Rafa, a mí y a la colombiana Julie a su casa con la promesa de que yo le hiciera un congrí cubano. Larry, su esposo, buscó cervezas y comenzó la confección de la comida pero con ella al lado en una especie de la clase de cada paso para aprender.

Ya a la hora de la mesa, aquello había quedado divino, según sus palabras, y ahí, en la sala de su apartamento, cubanos, colombianos y venezolanos demostramos que somos la misma gente, con algunas costumbres diferentes pero con la sangre latina y la cultura de nuestra región a borbotones.

Sirvan entonces estas líneas para rendirle homenaje a nuestra amiga Tatiana, esa colombiana-venezolana paradigmática en la pantalla de nuestro TeleSur querido.
A la izquierda Larry, yo, Tatiana, Chicho, Julie y Rafa, comiendo congrí cubano, carne molida venezolana y patacones colombianos, toda una mezcla caribeña y latinoamericana.




Un símbolo de mi ciudad ha caído, aunque perdurará en la mente de mi pueblo. El querido y carismático Comandante, o Alberto Álvarez Jaramillo, ha muerto en un accidente en la calle, a la edad de 78 años, que cada día se echaba sobre los hombros para desandar nuestra urbe y alegrar su entorno.

Ya casi nada tengo que decir porque muchos lo han dicho, solo retomo algunas ideas que esbocé en este, mi espacio personal hace cinco años, en uno de esos días en que uno repasa lo que ennoblece un lugar determinado.

El Comandante tunero era un personaje emblemático de mi ciudad de Las Tunas, salía todos los días a pescar el sol de la mañana y caminaba sin rumbo, con su traje verdeolivo, charreteras de oficial y boina carmesí. 

Siempre traía una buena cantidad de documentos y otros objetos que eran sus principales armas, y aun con sus problemas mentales, era capaz de sostener una conversación con cualquiera como el ser más razonable del mundo.

Fue un medicamento mal suministrado cuando era muy joven que lo llevó a esa eterna y divina locura. Sin embargo, muchas veces le pregunté su nombre y respondía: «Che Castro Jaramillo», en honor al Che Guevara y a Fidel Castro, sus héroes.

Jaramillo nunca pidió una limosna, siempre andaba limpio y jamás durmió fuera de su casa. 

Solo andaba en sus cavilaciones, detestaba a los delincuentes, saludaba la bandera y amaba a su tierra. Y después decían que estaba loco.


Desde mi orilla

Este es mi espacio personal para el diálogo con personas de buena voluntad de todo el mundo. No soy dueño de la verdad, sino defensor de ella. Vivo en un país libre y siento orgullo de ser cubano.

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