sábado, 31 de diciembre de 2016

Mis hijos Maikel y Jose, mi mayor alegría.
Ya llega el 2016 a su fin y las personas del mundo todo hacen un balance de lo bueno y de lo malo de la etapa, siempre con la mirada hacia el nuevo año que siempre debe ser mejor.

El año que termina trajo muchas cosas buenas para mí: la graduación como médico de mi hijo pequeño Jose Alberto, los triunfos profesionales de mi hijo mayor Maikel; la unión familiar, una casa nueva, los avances de mi país y de mi provincia de Las Tunas, los buenos resultados de mi emisora Radio Victoria, la creación del canal tiempo21 Video-TV, mi llegada a TeleSur, y el compartir durante ya casi desde hace siete meses mi vida con los venezolanos, desde Caracas, esta bella ciudad que te atrapa y no te suelta más.

Y en lo negativo sin dudas lo más trascendental fue la muerte física del Comandante en Jefe Fidel, que estremeció no solo a mi país, sino al mundo entero, a todas las personas de bien, pero al mismo tiempo, el haberse convertido en roca eterna nos alienta y nos impulsa hacia nuevas metas, nuevos logros.

Entonces, el 2016 se va con su carga positiva y negativa, y ya se erige el 2017 como una etapa que debe ser mejor para mi país, para Venezuela y para el mundo, y yo, desde mi trinchera informativa mundial, me dispongo a seguir ofreciendo mi aporte, sencillo y humilde, para alzar la voz de los desposeídos, de los protagonistas de América Latina toda, porque si no lo cuenta TeleSur, quién lo va a contar.

Y acá seguimos, desde el Sur, que es nuestro Norte.


jueves, 29 de diciembre de 2016

Ayer hizo 12 años que se despidió físicamente. Ahmed Velázquez Sagués se fue de este mundo pero dejó una estela muy difícil de olvidar, tanto en lo personal como en lo profesional. 

Y como era un furibundo amante de la fotografía, a mí se me ocurre publicar estas imágenes, la mayoría inéditas, que le tomé o nos tomaron durante nuestro recorrido por el África subsahariana, como un sencillo homenaje a mi amigo, a mi hermano.
En Nawdolí, Ghana.

En una comunidad de Wa, Región Norte Superior de Ghana.

En Mampomg Ashanti, Ghana, celebrando el cumpleaños de Fidel, el 13 de agosto de 2001.

Con periodistas y médicos cubanos, en Mampomg Akuapemg, Ghana.

En Wa, capital de la Región Norte Superior, Ghana.

Con niños de la comunidad de Tanina, en plena selva ghanesa.

Comunidad de Tanina.

En Town, en el sur de Ghana.

En Town, buscando equilibrio con la testa.

En el Jardín Botánico Nacional de Accra, capital de Ghana.

En una comunidad de la selva ghanesa.

Con médicos cubanos en la región de Tumú, al norte de Ghana.

En Tumú.

En Tumú, en la antesala de la toma de posesión del Rey del distrito de Sissala.

Revisando el correo electrónico, en Bolgatanga. Ghana.

Con médicos cubanos y periodistas, en la comunidad de Lawra.

Tomando pitó, bebida tradicional ghanesa, en Lawra.

En la casa del director del hospital de Lawra.

En la frontera con Burkina Faso.

En una florería en París.

En la torre Eiffel, París.

Torre Eiffel.

Torre Eiffel.

En los alrededores de la torre Eiffel.

En el Arco de triunfo, París.

En la plaza Charles de Gaulle, París.

En plena selva ghanesa.

En París.

En París.

En un mercado debajo de la línea del metro en París.

Comprando McDonalds.

Comprando McDonalds.

En un mercado en París.

En el aeropuerto Charles de Gaulle, en París.

En el aeropuerto de Heathrow, en Londres.

En el aeropuerto Charles de Gaulle, en París.

En el aeropuerto de Heathrow, Londres.

En plena selva ghanesa, durante la rotura de un ómnibus.

De viaje por Ghana.

En un lugar de Accra, con los dos jefes de la brigada médica en Ghana.


Nunca había visto fotos del entierro de mi hermano Admed Velázquez aquel fatídico 29 de diciembre de 2004. No tenía conciencia de la manifestación de duelo que produjo su muerte en el gremio periodístico y la cantidad de colegas y personas todas que lo acompañaron en la despedida.

Hoy, cuando veo esas fotos me niego a creer que estaba encerrado en ese cajón vulgar y despiadado, y he llorado como lo hice aquel 29 de diciembre cuando supe la noticia y hablé por teléfono con Sandra Teresita, su eterna compañera.

Pero aun así, cuando he visto el sepelio, me sigo negando a creer que mi amigo esté muerto, y a cada rato me sorprendo con él en el África subsahariana, recorriendo de punta a cabo a Ghana, en París o en Londres, en La Habana.

Ahmed es de los que no mueren jamás, porque mientras las personas no se olvidan no mueren. Y Ahmed está vivo en el pensamiento, en el corazón y en el alma de mucha gente, porque es de esos que una vez que se conocen no se pueden dejar de querer, hasta el fin de los tiempos.

Prefiero y lo sigo viendo así: con Hazeem.

Prefiero y lo sigo viendo así: con su amada familia.



Caracas, Venezuela.- Su nombre es Florencio pero todos le llaman Moisés, quizás una suerte de título basado en aquella importante figura del judaísmo y el cristianismo, el islam y el bahaísmo, corrientes en las que se le venera como profeta y líder espiritual.

Ese fue un nombre que Florencio escogió cuando era hippie, allá por los años 80 del pasado siglo, cuando se las tenía que ingeniar para vivir en este, su país natal, con la rebeldía sobre sus hombros y la molestia en lo más hondo de su ser por tanta injusticia, pobreza e ignominia, que carcomían las bases de la nación.

Y entonces habla de 1989 cuando él vio niños y jóvenes muertos con disparos en la cabeza como acciones de los gobiernos de turno, y habla con orgullo de cuando Venezuela parió a Hugo Chávez y algunos años después enrumbó al país por nuevos derroteros para darle voz y vida a los pobres.

Ahora, a punto de terminar el 2016 Moisés asegura que hay personas que no se acuerdan de aquellos tiempos y reniengan del chavismo, y eso le enciende la sangre porque él chavista es y será hasta que se seque el mar de Puerto de la Cruz, donde vive, aunque es oriundo de Ciudad Ojeda, la tercera urbe más grande del estado de Zulia.

Y entonces me enseña su brazo derecho en el que tiene tatuada la firma del Comandante Eterno, porque es una manera de rendirle tributo al hombre que venera, y me hace una anécdota de cuando en un lugar de cuyo nombre no quiere acordarse, no lograba vender ninguna de sus obras artesanales porque casi todos eran antichavistas, le miraban el brazo y cuando veían la firma de Chávez desdeñaban su mercancía, de mucha calidad por demás. Hasta que un amigo se dio cuenta y le dijo: "Moisés, tienes que andar con mangas largas para ocultar ese símbolo", y solo entonces pudo comenzar e vender y comprobó la superficialidad de algunas personas.

A Moisés lo encontré vendiendo sus obras de cuero en el Parque Nacional El Ávila, allá donde la altura domina el horizonte, el frío bate con fuerza sobre el rostro y los caraqueños y venezolanos en general disfrutan de las bondades de ese lugar.

Es un hombre carismático, y con una obra artesanal de muchísima calidad y con estas líneas se me antoja echarle una mirada de admiración, porque hombres como él, aun cuando son comunes, merecen que se les mencione. Y eso hago.




viernes, 23 de diciembre de 2016



África, el dolor del mundo, ha sido uno de los videos arte con el que me siento más identificado y con el que me siento más satisfecho.

Lo realizamos Alejandro Lora y yo en 2003, con fotografías de mi inolvidable amigo (fallecido pero siempre presente) Ahmed Velázquez, las cuales logramos por nuestro recorrido por el África subsahariana en 2001.

Un día Alejandro y yo nos pusimos a mirar aquellas inigualables fotos de niños africanos y población en general, y llegó la idea como un relámpago, porque las imágenes daban tristeza y esperanza, en una enorme paradoja que surgió frente a nosotros.

Todo aquello apareció claro ante nosotros: la tristeza de un continente cuya población tiende a desaparecer, y al mismo tiempo, la esperanza de que un mundo mejor es posible.

Y así surgió esta obra, a la cual se le hicieron después varios análisis semióticos y con la cual rendimos un poco de homenaje a los niños africanos y a la población de ese continente.


miércoles, 21 de diciembre de 2016

Este es un video arte con el cual gozó mi espíritu tanto en su grabación como en su realización. 

Porque Ernesto Parra es uno de esos seres que cautivan no solo al público, sino a la gente, quizás por ese ángel que nació con él para tratar con las personas y echárselas al bolsillo del corazón.

Como reza en la presentación del audiovisual: El hecho de que en sus inicios dentro del teatro como todo un desconocido, hiciera que muchos dudaran de lo que pretendía hacer en una manifestación en la cual ya casi todo estaba dicho, quizás fue lo que más conminó a Ernesto Parra a tratar de abrirse camino con su verdad e imponer nuevos códigos en el escenario para demostrar cuánto quedaba por delante.

Y aquí los dejo con esta obra que disfruto cada vez que la veo, más allá de los posibles errores que siempre encierra cualquier obra humana.


domingo, 4 de diciembre de 2016


Fidel ya está en el corazón de una roca, enorme, sólida, fuerte como el Caguairán.

Es una roca de granito bajada de la Sierra Maestra, de su Sierra, para hacerlo perpetuo en el tiempo que ha sido su cómplice desde que dio el primer grito de la aurora en su Birán natal.

El pueblo de Cuba todo lloró su partida, pero sobre todo, juró ante su sagrado concepto de Revolución para caminar junto a él por los siglos de los siglos.

Raúl, el General, el Presidente, su hermano menor, él mismo, ha depositado sus cenizas en el corazón de la Roca y lo ha saludado militarmente, en un gesto simbólico que no es más que una frase, un pensamiento: ¡Comandante en Jefe. Ordene!

Porque Fidel, nadie lo dude, continuará ordenando, y nosotros, los cubanos de hoy y de siempre, seguiremos cumpliendo su mandato.


Yo soy Fidel y no es una consigna, es un hecho, una realidad, una pasión que durará hasta el fin de los tiempos.

Yo soy Fidel dicen hoy niños, mujeres y hombres de mi país, enardecido ante el ejemplo inmortal de mi Comandante, que no está muerto, solo está dormido, al decir del poeta.

Yo soy Fidel y no solo millones de cubanos lo somos, sino que en muchas partes del mundo hombres y mujeres de bien toman esa frase convertida en decisión, en causa, en futuro.

Acabo de leer una entrevista con el destacado cantautor cubano Israel Rojas, que no es un político, sino un artista, pero sobre todo un cubano, y ha dicho algo que me ha impactado: “Ser fidelista es ser capaz de fundar algo donde no había nada. Es generar causas y ser capaz de comprometerte con esas consecuencias”.

Y esto no es una consigna, es la coherencia del pensamiento de los cubanos como él, que abrazamos para siempre la causa del Comandante, que ahora descansa en el seno de una enorme roca para seguir alumbrándonos el camino.

Por eso, ¡Yo soy Fidel!


jueves, 1 de diciembre de 2016

Un día de 1959 partió de Santiago de Cuba, donde comenzó la Revolución aquella mañana de la Santa Ana de 1953. 

Después volvió muchas veces porque era -es- su cuna por naturaleza revolucionaria.

Hoy vuelve hacia la tierra sagrada, hacia la Ciudad Heroica de Cuba. Y el pueblo lo vitorea a su paso invicto.

Regresa victorioso a la tierra que lo acogerá eternamente, hasta el fin de los tiempos.

miércoles, 30 de noviembre de 2016


Fidel Castro es todo para nosotros los cubanos.


Siento no estar en Cuba, pero aun en Venezuela mi vida está en la Isla, junto a todos mis hermanos, junto a mi eterno Comandante.

Él seguirá junto a nosotros, los cubanos de siempre, hasta el fin de los tiempos.

jueves, 27 de octubre de 2016

Caracas es una ciudad bella.
Por donde quiera que se camina se encuentra la belleza de esta urbe que te invita a descubrir sus arcanos centenarios, con sus bella arquitectura y sus peculiares avenidas.
Esta es una parte ínfima de la Caracas de hoy, linda y perdurable en el tiempo.














Desde mi orilla

Este es mi espacio personal para el diálogo con personas de buena voluntad de todo el mundo. No soy dueño de la verdad, sino defensor de ella. Vivo en un país libre y siento orgullo de ser cubano.

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