Cuando
conocí a Yenima Díaz Velázquez ella acababa de egresar de la Universidad de Oriente como licenciada en Periodismo, y se iniciaba como profesional en Radio Victoria, donde ya yo había tirado el ancla un año antes, allá por el ya lejano
1994.
Recuerdo que venía con esas ansias de comerse el mundo que trae consigo todo graduado universitario, para quien no existen metas difíciles y siempre tiene una mirada diferente, renovadora, ante la manera de hacer de uno u otro medio, lo que siempre es bueno para los colectivos porque reciben una inyección de juventud, de nuevas fuerzas.
Recuerdo que venía con esas ansias de comerse el mundo que trae consigo todo graduado universitario, para quien no existen metas difíciles y siempre tiene una mirada diferente, renovadora, ante la manera de hacer de uno u otro medio, lo que siempre es bueno para los colectivos porque reciben una inyección de juventud, de nuevas fuerzas.
Lo cierto
es que desde que Yeni y yo nos conocimos nació una empatía entre ambos, que se
cristalizó no solo en las relaciones profesionales, sino personales, y desde
aquel también lejano 1995 trabajamos muy apegados el uno del otro, nos
consultamos temas y materiales ya escritos, nos criticamos, a veces nos
fajamos, pero siempre con la premisa de que la amistad es lo primero.
Una etapa
muy buena creo que fue para ambos el compartir la dirección del Departamento
Informativo: ella como jefa de Redacción y yo como jefe de Información, y
recuerdo que lloró muchísimo el día que me separaron del cargo porque discutí
con uno y otro jefe, porque en aquel momento y siempre, ella lo ha considerado
una injusticia, porque mis discusiones eran en defensa del Departamento, en el
que algunos directivos de cuyos nombres no quiero acordarme, querían imponer
medidas que a todas luces iban en contra de las rutinas productivas de los
periodistas.
Yo volví a mis funciones como reportero y ella siguió un tiempo en el cargo hasta que salió embarazada de Johana, su primera hija, y después de pasar su licencia de maternidad no volvió al cargo y también trabajaba como reportera, hasta que otro buen día, después de tener a Oscarito, su segundo hijo, la nombraron subdirectora provincial para la Información del Sistema de la Radio en la provincia de Las Tunas, cargo que desempeñó con acierto durante varios años hasta que pidió su liberación para trabajar nuevamente como reportera, que es, a fin de cuentas, para lo que uno estudia.
Ya como reportera en esta etapa demostró que cuánto exigía como jefa es posible realizarlo en la búsqueda de noticias, y sentó cátedra tanto para la radio tradicional como para Tiempo21, el medio digital de la emisora provincial, el que enriqueció con sus crónicas, entrevistas, comentarios y otros géneros, cuya cantidad y calidad marcaban una diferencia con el resto del equipo de reporteros.
Yo volví a mis funciones como reportero y ella siguió un tiempo en el cargo hasta que salió embarazada de Johana, su primera hija, y después de pasar su licencia de maternidad no volvió al cargo y también trabajaba como reportera, hasta que otro buen día, después de tener a Oscarito, su segundo hijo, la nombraron subdirectora provincial para la Información del Sistema de la Radio en la provincia de Las Tunas, cargo que desempeñó con acierto durante varios años hasta que pidió su liberación para trabajar nuevamente como reportera, que es, a fin de cuentas, para lo que uno estudia.
Ya como reportera en esta etapa demostró que cuánto exigía como jefa es posible realizarlo en la búsqueda de noticias, y sentó cátedra tanto para la radio tradicional como para Tiempo21, el medio digital de la emisora provincial, el que enriqueció con sus crónicas, entrevistas, comentarios y otros géneros, cuya cantidad y calidad marcaban una diferencia con el resto del equipo de reporteros.
Ahora Yeni
se encuentra desde hace poco más de dos meses en la República Bolivariana de Venezuela, donde se desempeña como enviada especial de la Radio cubana, y sigue
demostrando sus cualidades como profesional, en condiciones difíciles, sobre
todo por la lejanía de sus hijos y su esposo Oscar, de sus costumbres,
tradiciones, de su hogar que tanto ama, de su colectivo y de su emisora, pero
poniendo en alto el nombre de nosotros mismos y del país, por supuesto.
Pero si Yenima es buena como profesional como persona es extraordinaria. Sinceridad a toda prueba, honestidad y franqueza, altruismo y una conducta moldeada para hacer siempre el bien, son características que acompañan a esta mujer de la que nunca podrás esperar una traición, porque es de las que te dicen lo que piensa en tu cara pase lo que pase, y a los 10 minutos se le olvida todo y no le guarda rencor a nadie.
El ser quisquillosa también es una característica de Yeni, quien lo apunta todo en su agenda, hasta el más mínimo detalle, fecha, hecho, cosas por hacer y trabajos realizados, por lo que nadie puede confundirla porque ni siquiera tiene que ir a su agenda para recordar algo porque siempre están en su mente.
Y así, criticada por algunos pocos (mediocres por supuesto) por considerarla una máquina para el trabajo y eso crea un mal precedente para ellos, pero valorada y querida por la inmensa mayoría, se mueve esta mujer en el mundo profesional del Periodismo, carrera que escogió un día cualquiera, para 18 años después, erigirse como un ejemplo de lo que puede hacerse en el uso de la palabra.
Pero si Yenima es buena como profesional como persona es extraordinaria. Sinceridad a toda prueba, honestidad y franqueza, altruismo y una conducta moldeada para hacer siempre el bien, son características que acompañan a esta mujer de la que nunca podrás esperar una traición, porque es de las que te dicen lo que piensa en tu cara pase lo que pase, y a los 10 minutos se le olvida todo y no le guarda rencor a nadie.
El ser quisquillosa también es una característica de Yeni, quien lo apunta todo en su agenda, hasta el más mínimo detalle, fecha, hecho, cosas por hacer y trabajos realizados, por lo que nadie puede confundirla porque ni siquiera tiene que ir a su agenda para recordar algo porque siempre están en su mente.
Y así, criticada por algunos pocos (mediocres por supuesto) por considerarla una máquina para el trabajo y eso crea un mal precedente para ellos, pero valorada y querida por la inmensa mayoría, se mueve esta mujer en el mundo profesional del Periodismo, carrera que escogió un día cualquiera, para 18 años después, erigirse como un ejemplo de lo que puede hacerse en el uso de la palabra.
Migueeeeeeeeeeee, por favor, no creo merecer tantos y bellos adjetivos. Me emocionaste, amigo.
ResponderEliminarTú mereces eso y mucho más, tu ejemplo no puede enmarcarse en unas pocas líneas, ni siquiera ni en un libro.
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