viernes, 24 de enero de 2014



Si hace 15 años a Ernesto Parra le hubiesen preguntado qué se proponía con su Proyecto Piñata y hasta dónde sería el camino, quizás hubiera dudado en su respuesta, pues para entonces, todo se levantaba ante él con un toque incierto, porque es difícil incluirse entre los buenos de las tablas, porque la inexperiencia y la falta de espacios y recursos atentan contra las buenas intenciones y hasta acaban con algo con poco tiempo de nacido.

Suerte que Parra es un joven decidido con una voluntad a prueba de balas, moldeada quizás en los años que estudió en un seminario religioso en el que se formaba como cura, y desoyó todas las dudas, ignoró todas las voces que decían no se puede, y enderezó aquel camino que parecía torcido para enrumbar su nave hacia el infinito, sin pensar en un puerto, sino en muchos puertos.

Y así comenzó con aquel Proyecto Piñata que en poco tiempo creció demasiado y comenzó a quedar grande para las primeras metas, y cambió su nombre a Teatro Tuyo y comenzó a trabajar de manera diferente, con expresiones verbales y extraverbales diferentes, y acogieron al clown como propio, con actuaciones para niños y adultos, para todos, porque todos eran el público del pequeño grupo en integrantes, pero inmenso en pensamiento y forma de actuar.

Entonces, quizás sin percibirlo, pasó el tiempo, y han pasado 15 años desde aquella primera presentación, y el camino ha sido tan prolífico y bienaventurado, que Teatro Tuyo clasifica hoy como uno de los mejores grupos de Cuba, algo que se dice fácil, pero que eriza la piel cuando se le echa una mirada a las nóminas de quienes hacen teatro en la isla, y no solo por su gran cantidad de buenos e importantes premios, sino por su público, al que arrastra hacia sus escenarios y deleita con cuanta obra ponga en escena.

Los integrantes de Teatro Tuyo no son simples payasos, porque muchos payasos solo hacen reír a su público hasta con banalidades. Teatro Tuyo hace reír, pero sobre todo reflexionar sobre la vida, los valores, los anti valores, las cosa buenas, las cosas malas, las buenas actitudes, las malas actitudes, y al final siempre tiene una enseñanza que perdura, porque es tan sutil y sólido el mensaje, que quienes van a una de sus obras salen complacidos, pero más que complacidos, pensando en lo que acaban de ver y reflexionando en la enseñanza que acaban de recibir, como clases magistrales a través de las tablas.

Hoy Teatro Tuyo con su ídolo Ernesto Parra, festeja sus 15 años pensando e inspirado en el mejor de todos los que amaron y enseñaron la técnica del clown en Cuba: el eterno Edwin Fernández, quien creó el personaje del payaso Trompoloco y perdura a través del tiempo como perdura el grupo, porque, incluso, a partir de una nueva época, Teatro Tuyo hace innovaciones con esa técnica que se extiende no solo a los niños, sino a sus padres, que gozan son sus hijos de las presentaciones.

El clown podrá ser una estética rara y deprimida para algunos, como ha confesado Ernesto Parra en uno de los homenajes recibidos, y eso es lo que ha retado al grupo, no enaltecer la técnica, sino conquistar el aplauso espontáneo a través de ella, imponerse ante las opiniones de quienes la creen banal, y la meta es que cada espectáculo debe ser superior, como punto de partida y de llegada, como objetivo supremo.

Hay que quitarse el sombrero entonces ante la maestría lograda por Teatro Tuyo, porque su propio nombre dice que es mío o tuyo, o del otro, de todos, para bien de quienes aman las cosas bellas, de quienes luchan por un mundo mejor.

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Este es mi espacio personal para el diálogo con personas de buena voluntad de todo el mundo. No soy dueño de la verdad, sino defensor de ella. Vivo en un país libre y siento orgullo de ser cubano.

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