martes, 11 de febrero de 2014










La Revolución no ha fomentado el arte panfletario. En Cuba se reivindica de manera permanente un pensamiento de la emancipación que se relaciona con la democratización del producto cultural, con la importancia y la necesidad de ejercer la crítica.

Esta es una premisa de análisis de la cultura cubana, y hacia ese fin marcha el Octavo Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, que desde todas las provincias del país, analiza los problemas de lo primero que hay que salvar, como dijo Fidel Castro.


Si la cultura es el conjunto de interacciones realizadas por el Estado, las instituciones civiles y los diversos grupos comunitarios organizados con el fin de ordenar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden o cambio social, entonces el Congreso de la Uneac, desde la base, tiene que debatir estos conceptos, pero en la práctica, y para lograr un cauce hacia la espiritualidad plena del hombre, hacia la riqueza del alma de los cubanos.

En Las Tunas, provincia a 690 kilómetros al este de La Habana, la Comisión organizadora del evento despliega un arduo trabajo a partir de las comisiones que analizan la cultura desde las diferentes aristas, porque llegar al evento en abril, con un camino desbrozado, es una garantía para discutir temas medulares de la nación.

Miembros de las cinco filiales de la organización: Músicos, Artistas plásticos, Artes escénicas, Escritores, y Cine Radio y Televisión, laboran ahora en busca de erradicar las debilidades que atentan contra la cultura, las fisuras que pueden encontrarse en su base, porque los problemas del país son comunes, acentuados en una u otra región, pero comunes, y de ahí la necesidad de trabajar unidos.

Hoy se discuten los problemas con la difusión de la música cubana, la falta de espacios para la música de concierto, las dificultades en la comercialización de las artes plásticas, o las debilidades que puedan tener los artistas escénicos, o todo lo que tienen que enfrentar los escritores para dar a conocer su obra, o la falta de una mejor factura de los productos audiovisuales.

La cultura está siempre en constante evolución, mucho más en una sociedad como la cubana, revolucionara por naturaleza, y de ahí que para abordar sus problemas hay que partir de la noción de la propia cultura en su sentido más amplio, como la base social de los fines mismos, como fin y objetivo del desarrollo.

Los escritores y artistas y su congreso tienen el reto de superar lo que se ha hecho, de alcanzar las metas propuestas, ofrecerle al pueblo una espiritualidad más plena.

Esa es su misión, y hacia esos objetivos se encamina el trabajo en Las Tunas, donde los más de 100 miembros de la Uneac demuestran el porqué son la vanguardia artística y literaria, porque de los creadores depende que se responda a los intereses del pueblo como protagonista principal de la obra cultural de la nación.

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