domingo, 19 de octubre de 2014



Cuando en 1997 la fabulosa escultora Rita Longa le dio vida a la Fuente de Las Antillas, la ciudad de Las Tunas sintió el orgullo a flor de piel, y sus habitantes todos no se cansaban de ir a contemplar tanta belleza en aquel paisaje creado por la artista.

No fueron pocas las parejas de enamorados, amigos y familiares que iban hasta el lugar para mitigar el calor de las noches, con la mirada pegada a las luces y a los chorros de agua que salían de la calabaza y bañaban el cuerpo de la india como símbolo de la isla principal del archipiélago cubano.

Eran tiempos de bonanza para la escultura monumental y ambiental, y la propia Rita Longa le dio a Las Tunas el título de Capital de la Escultura cubana, por el auge de esa manifestación en el territorio y la cantidad de obras que comenzaban a emplazarse en el entorno citadino.


La ciudad de Las Tunas comenzó a crecer y a desarrollarse, siempre a la sombra de su Fuente de Las Antillas, que le daba la bienvenida a todos los que pasaban hacia el oriente de Cuba, y el orgullo crecía por parte de los tuneros.

Así el tiempo, con su implacable paso, comenzó con su acción de deterioro sobre la escultura, y los tuneros veían con preocupación cómo se deterioraba su fuente, que solo recibió una pequeña restauración, más bien una preservación ante lo corrosivo del tiempo, hasta que un día cualquiera, la emblemática obra dejó de funcionar y de embellecer a su ciudad, y las miradas eran de decepción, muchas y de impotencia otras.

No hay dudas de que existió despreocupación por los responsables de mantener en buen estado el conjunto escultórico, y el deterioro, con su paso aplastante, siguió haciendo daño, al punto de que la Fuente está muy deteriorada, con sus principales piezas casi muertas.

Después de 17 años, se decidió restaurar la Fuente, y el escultor René Peña, con su entusiasmo y conocimientos acogió la tarea, pero fueron muchas las trabas, las barreras y hasta las incomprensiones para realizar el trabajo y desistió de la idea.

Y ahora finalmente, la Fuente comienza a recibir una restauración capital por parte de otros dos escultores de punta en Las Tunas: Pedro Escobar y Nóver Olano, quienes han hecho todo un proyecto de restauración con el asesoramiento de un especialista de la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana, con quien los artistas tuneros analizaron todas las variantes para un trabajo de calidad y perdurable en el tiempo.

No obstante, Pedro y Nover no han encontrado todo el apoyo para desarrollar el trabajo, aunque su perseverancia y su compromiso con el pueblo de Las Tunas y con la  memoria de Rita Longa van hacia adelante en el proyecto.

En estos momentos los escultores están en la fase inicial de restaurar las piezas pequeñas en el taller, y dentro de muy poco tiempo comenzarán sus labores a pie de obra en la Fuente, pero aún no cuentan con un contenedor para guardar todas las herramientas y los materiales necesarios, ni de un toldo para guarecerse del sol y la lluvia, pues la labor será ininterrumpida durante largas jornadas.

Mas, aun así, Pedro Escobar y Nover Olano se sienten optimistas y confían en que aparezcan los recursos que dependen de la provincia de Las Tunas, y su compromiso es que después de unos tres meses de intenso trabajo la Fuente de Las Antillas vuelva a tener el mismo esplendor del primer día, cuando los pobladores todos llegaban hasta el lugar para admirar tanta belleza, con el orgullo sobre la piel.

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