sábado, 4 de agosto de 2018

La muchacha y el violonchelo se funden en una bella escena en que ambos intercambian caricias, miradas llenas de ternura, amor sin límites. Muchacha y chelo muestran su belleza sin igual. Están callados, como pensando uno con respecto a la otra. Ella pasa la mano, lo acaricia; él se queda muy tranquilo, en pleno disfrtute de la mano que lo llena de regocijo. Después, cuando la muchacha lo decide, emite su sonido, humano, bello, inigualable.

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Desde mi orilla

Este es mi espacio personal para el diálogo con personas de buena voluntad de todo el mundo. No soy dueño de la verdad, sino defensor de ella. Vivo en un país libre y siento orgullo de ser cubano.

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