Miguel López Montes me mira con cierto asombro mientras su agilidad mental se apodera del momento. No había pensado en eso, me espeta con su acostumbrada calma y sonríe pícaramente, para volver decir con toda la naturalidad del mundo: “Pero pensándolo bien yo creo que fue Elvis Presley quien copió la moña de mí”. Y vuelve a reír de buena gana, ante su respuesta o ante mi ocurrencia de afirmarle que se peina al estilo del Rey del Rock and roll.
Flaco, alto, parsimonioso, bien educado, son características físicas y
psicológicas que avalan a este hombre que ahora se sienta frente a mí, para
darme el privilegio –único por demás- de entrevistarlo por segunda vez en su
vida, ante la noticia que corre por toda Cuba: por su brillante obra en su
profesión el Instituto Cubano de Radio y Televisión le ha conferido el título
de Artista De Mérito de la Radio y la Televisión cubanas.
Y entonces no me sustraigo a la tentación de dialogar con este hombre que es
una leyenda viva en la radio en Cuba, que por más de 50 años ha entrado cada
día en los hogares de Camagüey primero y de Las Tunas después, donde echó ancla un buen día de 1962 para formar parte
inseparable de este pueblo, acostumbrado a escucharlo en el programa campesino
o en los “mexicanos”, como espacios que lo han marcado a él y a miles de
oyentes de este territorio.
- Vamos a empezar por aquella escuela católica de Camagüey, cuando comenzaste a
dar los primeros pasos en la locución, o los segundos pasos.
- Yo desde muchacho aprendí a leer bien, entonces los curas me escogían para
darle el nombre del claustro de profesores y el nombre de los alumnos a los
visitantes de la escuela, curas que venían de otros países. Yo tuve la
posibilidad de presentar a Los Chavales de España, que estaban de gira por
Camagüey, a un personaje llamado Carlos Prío Socarrás, a Miguel Alfonso Pozo
(Clavelito), un poeta que se convirtió en adivinador.
- Cuando aquello tenías unos 11 años
- Sí.
- ¿Y el Padre Chagui qué papel desempeñó en esa historia?
- ¡Ahhh! El Padre Chagui era el párroco de la iglesia de La Caridad y tenía un
programa en Radio Camagüey y a mí me llamaba la atención aquello, y yo hablé
con él. Le dije, oiga padre, cuando usted necesite una persona que le ayude
allí yo estoy en la mejor disposición. (Ríe a carcajadas).
- Como anunciándote.
- Sí, como ya estaba en la escuela me llevó y todos los domingos hacíamos el
programa.
- De esa escuela saliste graduado como mecánico automotor.
- Mecánico automotor sí. Estuve dos años en torno y después como mecánico
automotor.
- Y cómo es eso de que querías ser psiquiatra.
- Sí no sé, me gustaba la locución y me gustaba la psiquiatría. Hoy podía
ser el doctor López Montes… (Vuelve a reír). Pero qué sucede, que yo estaba un
poco indeciso porque me gustaba la locución y en una oportunidad el viejo mío
me dijo: bueno muchachito ¿qué vas a ser, psiquiatra o locutor? Y yo dije, me
voy para la locución.
- Pero la locución viene de mucho más atrás… Dicen que te ponías como un loco
en el patio con dos latitas conectadas a un hilo…
- Ah sí, te voy a explicar (Ríe de buena gana). El viejo mío tenía una finca y
entonces yo en las vacaciones y en los momentos después del estudio, porque
tenía que rendirle al viejo sobre el estudio, cogía un palo y lo pintaba de
aluminio, y preparaba una latita preferentemente del talco Mabis, le hacía unos
hoyitos, la ponía en el palito con un supuesto cable y cogía periódicos,
revistas y me ponía a leer allí pa pa pa, y ahora vamos a ofrecer un boletín de
noticias pa pa pa, y la vieja me miraba por la ventana: “muchaaaaaacho ven para
acá”, y yo seguía allí. Me acuerdo que un día llega el viejo mío a la casa y le
dice a la vieja: 0ye ven acá (yo estaba oyendo ¿no?), mira a ver con este muchacho
porque se pasa el día leyendo cosas allí frente a una lata y se va a debilitar
(ríe a carcajadas), y yo haciendo locución en lo que para mí era una radio
base…
- Definitivamente después que sales del colegio religioso ya te dedicas a la
locución, ¿no?
- Sí en el año 1959 yo…
- No, antes de 1059, en aquella emisora CMJK, La voz del camagüeyano…
- Ah sí, la CMJK.
- Allí empiezas a hacer tus primeros pasos en serio en la locución.
- Sí, porque el dueño de la emisora, Don Pancho, era amigo de mi papá, quien
habló con él y le dijo mira, este muchacho se inclina por la locución, mira a
ver qué tu puedes hacer con él allí… porque yo iba mucho cuando muchacho a la
emisora y disfrutaba mejor ver aquellos micrófonos 44, y ver trabajar a los
locutores y operadores que ir a un cine… Allí hice de todo; comencé de
recepcionista, después cobrando anuncios comerciales, y Don Pancho me ponía a
dar la hora y en algún que otro programita musical y me fui metiendo en ese
mundo porque lo hacía bien, hasta que en 1959 me evalúo como locutor
profesional.
- En aquel tiempo trabajaste en la cadena Partagás, en CMJA de Valdés Jiménez,
en la Doble U… ¿cuál de aquellas emisoras te marcó más?
- La CMJK
- ¿Y por qué?
- Bueno pues primeramente porque empecé allí, mi voz salió al aire por primera
vez por esa emisora, y fue mi primera experiencia en la profesión.
- Y allí hacías algunos anuncios…
- Allí se hacía de todo.
- A ver dime algunos de aquellos anuncios…
- Dime tú…yo no tengo el texto de esos anuncios…
- De alguno que te acuerdes…
- Bueno mira, de los que se hacían en vivo, había uno que decía (pone voz de
locutor y habla como si estuviera frente al micrófono): Amigo fumador, si fuma
por echar humo, ¡ahhh! fume cualquiera, ahora, si fuma por deleite, ¡ahhh! si
fuma por deleite… fume Brisuelas, el mejor tabaco camagüeyano.
- Dime otro, dime otro…
- ¿Quiere usted vestir bien?... Muy fácil… Visite El Globo, templo de la moda
en Maceo 72, saldrá complacido…
- ¿Siempre fuiste flaco López?
- Sí, siempre.
- ¿Y siempre te has peinado con esa moña?
- Toda la vida…
- Vamos a hablar un poco de tu llegada a Las Tunas, año 1962, por allá… ¿por
qué?
- En el año 1962 yo estuve en Guáimaro, entonces se iba a fundar allí Radio
Rectángulo. Yo cuando aquello tenía una máquina, y fui allí, pregunté el último
en la cola, y pan, me senté a esperar. Cuando me tocó el turno, veo un señor
llamado Pepe Gallegos, que era el presidente de los locutores en Camagüey. Y me
ve y ah qué tal cómo andas, y nos saludamos muy contentos, y bueno ¿en qué tú
andas? me pregunta. Bueno chico, me dijeron que venía un hombre de Camagüey a
ubicar, y me dice, no no, compadre, yo aquí lo que tengo son plazas de
tractoristas y otras cosas del campo, por qué no vas a Tunas, que es cerca y
allá sí hacen faltan locutores… Y al otro día cojo la máquina y vengo para acá
y parqueo por el Centro Médico…
- ¿Dónde era eso?
- Eso era… de la fuente de las Antillas un poquito para acá, y muy cerca estaba
el edificio donde se encontraba Radio Circuito. Llegué allí y me identifiqué
con la recepcionista que era Ancy Cordero y me dice el administrador viene a
eso de las 3:00 de la tarde. Me senté y al rato yo veo a aquel hombre grandón
que viene y yo digo caballeros, qué hombre más alto este, y era Rafael Urbino.
No había plaza en ese momento pero a los pocos días volví y me puso un turno
los domingos por la mañana, pero no fijo. Yo tenía que oír en el transcurso de
la semana el programa del órgano, que lo hacía Cofresí, y teníamos una
contraseña: si Cofresí decía y un saludo allá en Palo Seco al León López
Montes, pues tenía que trabajar el domingo y venía.
- En aquel entonces todo se hacía en vivo y hay muchas anécdotas de la época.
¿Cómo es eso de un perro que entró una vez a la cabina de locución?
- Ah, sí. El aire acondicionado estaba roto: Eran las 6:00 de la tarde y
estábamos dando el noticiero Oraldo Solís y yo, y con el rabillo del ojo veo
una cosa negra que entra, pan pan pan, y cuando acabo de leer la parte mía y
empieza Oraldo veo aquel perro, y todos estábamos algo nerviosos y allí mismo
se acabó el noticiero. El tipo entró como perro por su casa.
- El programa campesino te ha marcado para toda la vida…
- Sí, seguro, llevo muchos años haciéndolo.
- ¿Y Ecos de México? Por ese programa creo que la gente te identifica más…
- Puede ser, sí, Ecos de México se llamaba antes México canta, y un día
desapareció, pero después Urbino lo volvió a poner con el nombre de Ecos de
México, y él lo hacía. Y un buen día estoy yo sentado en la emisora y viene
Oscar Herrera y me dice: López hace falta que vengas un momento a la reunión
del núcleo del Partido. Y voy para allá, pero pensando ¿qué habré hecho yo?
(Ríe) Y entonces me dicen: Mira, Urbino va a salir de vacaciones pero no puede
porque tiene que hacer el programa mexicano y dice que si tú lo haces él sí
puede salir, porque para él tú eres el único que lo puedes sustituir, y me
quedé con el programa definitivamente.
- Entonces has ido creciendo con estos dos programas.
- No, cuando comencé con estos programas ya tenía seis pies de estatura (vuelve
a reír).
- ¿Qué es lo mejor que te ha pasado en la radio?
- Bueno chico ha significado la propia vida, han pasado tantas cosas, y muchas
agradables, y este premio ha sido el principal que he alcanzado. Es mi vida
dedicada a la radio.
(Nota: Miguel López Montes falleció en 2015).
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