martes, 26 de noviembre de 2013

Con echar solo una mirada al panorama de la literatura en la oriental provincia de Las Tunas, cualquiera, sin ser especialista, se da cuenta de que está faltanto algo, de que algo falla y provoca que esa manifestación de hoy diste mucho de la época de los años 90 del pasado siglo, o de los primeros años del nuevo milenio, cuando narradores y poetas de la talla de Guillermo Vidal, Alberto Garrido, y Carlos Zamora, por solo citar a los más representativos, marcaban una diferencia en el país, y la literatura de esta provincia era referencial.

Ahora, ¿se trata solo de exponentes? Si así se pensara, habría entonces que reflexionar con nombres actuales como el de Carlos Esquivel, Antonio Borrego, Jorge Luis Peña, Frank Castell, y otros, que también son reconocidos a nivel nacional.

Entonces, aun cuando nos falte Guillermo Vidal, el más grande de todos en la presente centuria, y los otros de épocas pasadas, habría que ir más allá, al movimiento literario, porque si hay individualidades, dónde buscar las causas, algunas de ellas expuestas por nuestros entrevistados y sobre las que otros pudieran asentir o discrepar.

Creo que es necesario reflexionar sobre los talleres literarios, tan decisivos en el desarrollo de esa manifestación, o en los pocos espacios, casi inexistentes, para confrontar ideas y exponer y discutir obras de autores, ávidos por desarrollarse, para quienes resulta muy difícil sin una mirada crítica constructiva, abrirse el camino hacia la cúspide.

Está demostrado que la inmensa mayoría de los grandes exponentes contemporáneos de las letras cubanas comenzaron por los talleres literarios, ¿por qué entonces están faltando esos espacios, y los que existen, distan mucho del trabajo de ayer?

También hay que reflexionar sobre el trabajo de las instituciones para con la literatura, la falta de promoción, de publicación de obras, los daños de las desmedidas ansias por el mercado, tan enemigo a veces del arte y la literatura, y ponerse a pensar que de la atención que reciban nuestros escritores depende en buena medida su desarrollo.

También habría que preguntarse el porqué ningún escritor tunero ha ganado alguna edición del Premio Nacional de Narrativa Guillermo Vidal, que cada año se convoca en Las Tunas. ¿Será porque no participan o porque están por debajo del nivel de calidad del resto del país?

Más bien se vislumbra un problema de aislamiento, de individualidades, de falta de unión en busca de una plaza que una vez fue fuerte en esta provincia, y que ahora adolece de muchas cosas que afectan a la literatura.

No es solo escribir y escribir bien. Los narradores, poetas, ensayistas e investigadores, necesitan del apoyo institucional, de la vida en comunidad, que para nada quiere decir solo el relacionarse en círculos sociales.

Se precisa de una mirada diferente hacia ellos, de darles lo que necesitan en la medida de las posibilidades, pero no creando barreras, sino pensando en que se puede lograr, porque ese al que algunos califican como el oficio más solitario del mundo, necesita de nuevos aires en Las Tunas, y si siguen existiendo individualidades, entonces hay que pensar en grande, porque lo imperdonable, es que en la tierra de El Cucalambé, de Gilberto E. Rodríguez y de Guillermo Vidal, aquella pasión que los unió haya dejado de existir y el tedio y las pocas ganas de hacer alimenten a cierto inmovilismo que puede matar al movimiento literario de esta provincia.

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