jueves, 20 de febrero de 2014



Orquesta de guitarras Isacc Nicola.
En no pocas ocasiones he escuchado que la música de concierto gusta poco en el público de la provincia de Las Tunas, algo muy alejado de la verdad, porque este tipo de música siempre es bien acogida por las personas sensibles a las cosas bellas, y de esas cuentan miles en todo el oriental territorio.

De ahí que para mí es una eterna justificación por no hacer más para el pleno desarrollo de los concertistas, porque en cualquier noche, y en cualquier espacio, ¿puede existir algo más agradable y enaltecedor del espíritu que un concierto de piano, guitarra o una orquesta de cámara, por solo mencionar algunos?

Aun cuando el gusto se crea, un concierto de la llamada música culta o música académica, una denominación general para aquellas tradiciones musicales que implican consideraciones estructurales y teóricas avanzadas, así como una tradición musical escrita.

Se distingue así pues de otras grandes tradiciones musicales como son la música popular y la música tradicional, y aunque frecuente la utilización de música culta como sinónimo de música clásica, algunos autores las diferencian al incluir en música culta expresiones como la música académica contemporánea, la música clásica china y japonesa, y algunas formas de jazz y de música experimental, que no suelen encuadrarse dentro de lo que se entiende como música clásica.

Es esta una música para escuchar, para deleitar el espíritu, para soñar, ¿y a quién no le gusta enriquecer el alma con lo que José Martí llamó la forma más bella de lo bello, en su máxima expresión, digamos.

Lo que pasa entonces es que en Las Tunas la música popular se impone por el gusto de los programadores, y la falta de apoyo institucional hace que los concertistas, los buenos concertistas tuneros, no tengan ni la programación necesaria, ni los espacios necesarios para imponer su estilo y deleitar al público.

Con independencia del público que tiene la música popular, la música de concierto tiene sus propios seguidores, y hasta muchas de las personas que gustan de los bailables, por ejemplo, necesitan en un momento determinado acudir a un lugar más íntimo, donde su oído sea acariciado por el sonido de las cuerdas, por las voces del coro Euterpe, porque es enaltecedor del alma.

Si Las Tunas en estos momentos cuenta con importantes exponentes de la música de concierto, ¿por qué no garantizar la programación y los espacios al público que lo necesita? Actuar de otra forma es limitar a las personas a no tener esa opción que se agradece, y de ahí la necesidad –vital por demás- de volcar todos los esfuerzos hacia ese objetivo, porque el público lo necesita y no entiende, con razón, el porqué no se logra.

Un día la ciudad de Las Tunas contará con su soñada sala de concierto. Pero mientras tanto, es preciso seguir creando espacios que asuman esta música y el público agradecerá el gesto, y disfrutará su oído y se enriquecerá su espíritu, porque garantizar las diferentes opciones culturales a partir de la música, es una urgencia, y como tal hay que actuar.




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