De Nápoles Fajardo a Guillermo Vidal

La primera imprenta en lo que hoy ocupa el territorio de la oriental provincia de Las Tunas fue fundada en 1859 y la nombraron El Hórmigo, como homenaje al río que cruza por la ciudad capital, y que Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé) evoca en su poesía.

Por supuesto que el hecho constituyó un acontecimiento cultural en el territorio, porque de ahí nacieron el periodismo y la literatura en la región, con el primer grito de la aurora del semanario El Hórmigo, y el poemario Flores del Alma, bajo la autoría de Manuel Nápoles Fajardo, hermano de El Cucalambé.

Aquel osado periódico supo de las manos de intelectuales que hicieron época, como Rafael María de Mendive, Juan Antonio Fríasl, Ramón Zambrana, Vicente Barragán, y parte de la obra creativa de una gran mujer y poetisa, Gertrudis Gómez de Avellaneda, fue plasmada en las páginas del semanario.

Con la imprenta, las obras de la familia Nápoles Fajardo fueron más conocidas por los pobladores de entonces, y fueron publicadas las famosas Ordenanzas municipales del pequeño pueblo de Las Tunas, lo cual constituyó un hecho trascendente en el tiempo, con el cual se dieron a conocer las costumbres sociales de la época, que forman parte de la historia.

Así, desde aquel lejano 1859, la imprenta en Las Tunas ha ido desarrollándose a través del tiempo, y es atinado afirmar que quienes hoy prestigian las letras en la provincia se sustentan, de una forma o de otra, en la familia Nápoles Fajardo y en las reconocidas plumas cuyas publicaciones salieron de las viejas máquinas impresoras.

Y hoy, cuando admiramos la labor de la Editorial Sanlope, como homenaje al seudónimo de Manuel Nápoles Fajardo, cuando admiramos el desarrollo vertiginoso de esa pequeña casa editorial que tanto ha hecho por los autores de la provincia, no se puede desligar de aquella imprenta que en 1859 dejó escuchar el sonido inconfundible de las máquinas impresoras, con lo cual nació la literatura en Las Tunas.