domingo, 2 de marzo de 2014



Alexis Pérez Sánchez, a la izquierda con camisa a rayas.
No sé por qué, cada año, cuando voy en la peregrinación hasta el cementerio municipal de la ciudad de Las Tunas, a rendir tributo a los colegas desaparecidos, me parece que mis amigos Ubiquel Arévalo Morales y Alexis Pérez Sánchez van con nosotros, en vez descansar en ese camposanto, por absurdos que se los llevaron demasiado pronto.

Cuando Ubiquel murió -¿murió?- hace casi 25 años, creo que no se realizaba la peregrinación que cada año hacemos como inicio de la Jornada por el Día de la Prensa cubana, porque en aquel tiempo no había colegas fallecidos, y para ser más exacto, creo que después de su muerte fue que comenzaron estos homenajes, y después se fueron Ricardo Varela, Pedrito Verdecie y Alexis, que fue el último. Mas, aunque nunca participó en ninguna, todos los años durante el trayecto y ya en el cementerio se hacen anécdotas de sus ocurrencias y le recordamos como si estuviera vivo.

Pero Alexis, ese sí que participó en muchas peregrinaciones, hasta su muerte hace ya tres años y un poco. Y casi siempre, todos los años era de los que cargaba una de las coronas para nuestros compañeros, por lo que siempre iba delante, literalmente jodiendo todo el tiempo, metiéndose con los demás todo el tiempo, riéndose de sus propias ocurrencias, improvisando décimas que hacía contra los demás, porque El Gordo, como le decíamos, era como Ubiquel, la jodedera en persona, la alegría en persona, el carisma en persona, y siempre andaba a la caza de algo para hacer el día a costilla de alguien.

Y aun cuando la tarea es algo seria, los periodistas somos así, irreverentes aunque respetuosos, porque tomamos la vida con alegría, y de los que se han ido, todos eran como nosotros, alegres, ocurrentes, bromistas, porque hasta Pedrito, el más viejo de todos, gastaba sus bromas sutiles, sus ironías inteligentes.

En esta ocasión, los Julio César, Morales, Pastor…, la cogieron con Nelson Marrero, uno de los decanos del Periodismo en Las Tunas, y algunos le decían que era osado en ir al cementerio porque a lo mejor lo dejaban allí, y otros que todavía no le tocaba, y cuando yo le pregunto como siempre refiriéndome a él “¿y este qué hace aquí?, esta vez me miró con picardía y me dijo: “no te voy a responder porque esto es serio”, aunque poco después no se pudo aguantar cuando lo volví a provocar y me soltó su socorrida frase “lo que me salga de…”

Yo sé que Alexis y Ubiquel, donde quiera que estén, gozan con nosotros en este tipo de evento, porque el gremio periodístico es así, porque no puede ser de otra forma para llevar adelante una profesión tan estresante como la nuestra, en la que cada día se necesita de algo refrescante para enfrentar las duras jornadas, o será porque los dos gordos, (porque Ubiquel también lo era a pesar de morir haciendo dieta, pasando hambre, como él decía para mejorar la figura frente a cámara), nos dejaron su legado, el de reírse hasta de uno mismo. Y eso ayuda a vivir.


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Este es mi espacio personal para el diálogo con personas de buena voluntad de todo el mundo. No soy dueño de la verdad, sino defensor de ella. Vivo en un país libre y siento orgullo de ser cubano.

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