Cuando ya la
muerte de su padre era inminente, Kofi comenzó a pensar en los preparativos del
funeral con sus ceremonias y fiestas, y en mantener en frío el cadáver de su
progenitor hasta la llegada de los familiares y amigos de otras regiones del
país.
El deceso dio lugar al engalanado acontecimiento: la familia y amistades vistieron sus mejores trajes y la bebida y la música fueron las protagonistas principales del hecho. El cadáver del viejo Kofi quedó relegado a un segundo plano y su presencia sirvió para dar lugar a la fiesta por su partida.
El deceso dio lugar al engalanado acontecimiento: la familia y amistades vistieron sus mejores trajes y la bebida y la música fueron las protagonistas principales del hecho. El cadáver del viejo Kofi quedó relegado a un segundo plano y su presencia sirvió para dar lugar a la fiesta por su partida.
Cuatro días duró el acontecimiento. Como es tradicional en la población cristiana (asentada en su mayoría al sur y este de ese país), la primera ceremonia inició un jueves y la última el domingo, y entre una y otra la música, el baile y la bebida en cantidades, fue la característica principal del hecho.
La familia de Kofi, como otras miles, tuvo que pedir un crédito para celebrar el funeral, como algo obligado, lo cual, en la mayoría de las familias de menos ingreso hipoteca los gastos de todos sus integrantes durante meses.
Y es que despedir a los seres humanos con alegría es una tradición en Ghana, este país del África subsahariana donde los más de 18 millones de habitantes continúan las tradiciones de sus antepasados, y saben que su partida será una fiesta para quienes tienen el deber decirle adiós.

Cada uno de los ghaneses ha pasado por esto a lo largo de cientos de años; cada uno de ellos (con excepción de los que salen de un vientre de las clases media o alta) nació sin nombre oficial, hasta que transcurrió hasta el quinto año de vida, porque durante ese tiempo el sobrevivir es una incertidumbre y la familia no puede correr riesgos gastando dinero en el proceso de inscripción sin saber si el niño no se irá antes de tiempo.
Pero no es
la celebración de los funerales una manifestación de irrespeto o de indolencia.
Por el contrario, es un gesto de amor y reconocimiento ante el ser querido que
se va, aunque para muchos la muerte sea más alegre que la propia vida.
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