viernes, 26 de diciembre de 2014

La plaza cultural que lleva el nombre de Emiliano Salvador es motivo de orgullo de los habitantes de la ciudad de Puerto Padre y de Las Tunas toda, como un perenne homenaje en el propio lugar de origen del afamado pianista que se convirtió en una figura emblemática del jazz afrocubano.

El parque está concebido en forma de un piano y cuenta con 41 bancos de metal para simbolizar la edad que tenía el músico al morir prematuramente en octubre de MIL 992.
Desde la cima de una elevación sobre la cual se asienta la ciudad costera, la plaza incluye la ubicación de 19 luminarias y ocho palmáceas, que representan el día y el mes en que nació Emiliano, el 19 de agosto de 1951.

Su inicio en la música fue a los nueve años de edad como integrante de una orquesta popular que dirigía su progenitor en Puerto Padre, y luego cursó estudios en la Escuela Nacional de Arte, de La Habana, donde se graduó de percusión.

Pianista y compositor, este hombre excepcional era uno de esos músicos admirados por los propios músicos, y muchos lo catalogan como pianista de pianistas.

Junto a Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y otras figuras prominentes de la música cubana, Emilianito, como le llamaban los más allegados, fue uno de los fundadores del legendario Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos).

Compositor, arreglista y sobre todo excepcional en el teclado, regaló actuaciones memorables en España, Francia, Italia, Alemania, la antigua Unión Soviética, Holanda, Canadá, México, Colombia y otros países de Europa y América, donde sus discos han sido ampliamente difundidos.

Entre sus números más famosos figuran Angélica, Poly, Una mañana de domingo y Mi contradanza, ampliamente interpretados por músicos cubanos. Era maestro en el tratamiento polifónico y polirrítmico en el que está en la base misma de ese estilo, es decir, el piano concebido como una orquesta.

El jazz afrocubano grado tuvo en Emiliano a uno de sus grandes exponentes, y el mundo lo reconoce como uno de los pianistas más admirados e influyentes, a la altura de Eddie Palmieri, Hilton Ruiz y Danilo Pérez.

Emiliano Salvador, desaparecido prematuramente a los 41 años el 22 de octubre de 1991, dejó un legado importante e imperecedero para las nuevas generaciones de músicos de Cuba y el mundo del jazz, y su genio es reconocido por los más altos exponentes de ese género musical, que ven en el afamado pianista a un guía de la música contemporánea mundial.

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