lunes, 19 de enero de 2015

Dicen que el primer día de la primera puesta en escena todo fue un acontecimiento. Los niños presentes junto a sus padres, no salían de su asombro por el afán de aquellos jóvenes que dejaban el corazón encima del escenario.

Fue una mañana de domingo de un septiembre caluroso de 1971, y los rostros de los jóvenes sudaban no solo por las altas temperaturas, sino por el nerviosismo que los invadía, aunque, sin embargo, todo les salía bien en aquella histórica primera presentación de Los Zahoríes.

En aquel momento, con la inmadurez y la juventud por delante, quizás ninguno de los jóvenes imaginó siquiera que abrían las puertas a la grandeza del teatro guiñol en Las Tunas. Solo Eloísa de Robles, aquella bella y enigmática mujer se daba cuenta de la magia del grupo y como hablando con ella misma, susurraba una y otra vez que era posible, porque aquellos muchachos y muchachas tenían talento para imponerse.

De eso han pasado 43 largos años, toda una vida para demostrar la razón del claro pensamiento de la Robles, y de los jóvenes que la acompañaban en aquel juego de títeres, y comenzaron desde el mismo inicio a cosechar éxitos, y se convirtieron en algo necesario para el público infantil, que no tenía que esperar al sábado y el domingo para acudir a las presentaciones de la Sala Teatro, porque Los Zahoríes se presentaban en parques, escuelas y los lugares más insospechados.

Hoy todo tiene un sabor distinto, porque Los Zahoríes han madurado y se han convertido en toda una institución de la cultura de la provincia de Las Tunas, y su nombre se repite en toda Cuba como uno de los grupos más emblemáticos del teatro infantil.

Todo ha sido lindo y coherente. La escuela en la que se ha convertido Los Zahoríes ha dado sus grandes frutos y hoy el grupo se sustenta en el trabajo de los jóvenes, que beben de la savia de conocimientos de Clotilde Aguillón, la única fundadora que se mantiene en el grupo, cual maestra que se esmera cada día en la enseñanza de sus pupilos.

Los Zahoríes son hoy un orgullo para Las Tunas y para Cuba. Porque en ese grupo el teatro guiñol tiene a uno de sus más grandes exponentes, siempre sobre la base de lo que armaron aquellos jóvenes que en mil 970 se fueron a estudiar para alcanzar la gloria.

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