Tengo una amiga periodista de Colombia que
vino de visita a Cuba y tuvo que pasar por la ciudad de Las Tunas, al oriente del país, en honor a nuestra
amistad, y quedó maravillada con nuestra pequeña ciudad, y no por vivir en
Bogotá, una urbe inmensa y moderna que preserva sus valores arquitectónicos
iníciales.
Angélica, que es su nombre, me comentaba lo
acogedores que le resultaban las calles e inmuebles de Las Tunas, con su fino
estilo ecléctico y otras instalaciones modernas que se han incorporado a su
vida, y muy grande fue su asombro cuando le conté que había sido quemada tres
veces en nuestras guerras de independencia y levantada de sus cenizas parabién
de sus habitantes.
De eso hace unos ocho años, y ahora, cuando le envío a Angélica nuevas imágenes de la ciudad, las compara con las que se llevó en aquella ocasión y me escribe llena de alegría por ver las mismas edificaciones pero con una cara diferente y añora volver para disfrutar de nuestra capital provincial.
Entonces le he contado del Proyecto Imagen
y desarrollo, empeñado en mantener bella y renovada a Las Tunas, y nos felicita
por lo que hacemos en beneficio del lugar donde vivimos, porque eso no siempre
se da en todas las ciudades.
Y es que el Proyecto Imagen y desarrollo es
una de las mejores experiencias que le ha pasado a esta ciudad, porque los
tuneros en su mayoría reconocen cómo ha cambiado nuestro entorno, que nos
envuelve con su magia cuando caminamos sus calles y nos detenemos en un portal
o frente a cualquier inmueble, mudo testigo de lo que se hace por estos lares
para mantener más bello, acogedor y funcional el pedazo de tierra en el que nos
ha tocado vivir.
Claro que hay detractores, quienes solo se
detienen en las manchas, casi siempre gente que sobrepasa los 50 años, y
critican constantemente lo que se hace para preservar y desarrollar a Las
Tunas, con los argumentos, también casi siempre, de que esta ciudad no es las
de sus años mozos.
Claro que no puede ser la misma porque si
no Las Tunas y los tuneros nos hubiésemos detenidos en el tiempo, y los
críticos se quedan sin argumentos en sus críticas de que se ha invadido la
ciudad con cosas nuevas, porque en verdad lo que se hace es mezclar lo nuevo
con lo viejo y de forma inteligente.
Algo bueno que ha pasado con este proyecto
que no pasó antes es la suma al equipo de trabajo de artistas de la plástica
que quieren el buen desarrollo de su ciudad, y creadores como René Peña, Nóver
Olano, Manuel Montero y Leonardo Fuentes ofrecen su aporte sabio desde el
conocimiento.
Las Tunas tiene más de dos siglos de
existencia y no es una vieja con maquillaje, como algunos pueden pensar, sino
una ciudad renovada, que demuestra su juventud y vigor a pesar de los años, y
eso sin dudas se debe al Proyecto Imagen y desarrollo.
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