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Médicos cubanos atienden los nativos. (Foto: Ahmed Velázquez) |
Los akans o ashantis
llegaron a Ghana, en el África subsahariana, en 1300 procedentes del norte.
Sobre la costa ya estaba organizado el poderoso reino de los fanti de Denkiera
y los akans se establecieron en las selvas del interior. Así fundaron pequeños
reinos que pagaban tributo al estado costero.
En el siglo XV, aproximadamente, los ashantis se
integraron a los circuitos comerciales del Sudán frecuentando el mercado de
Begho. Allí cambiaban esclavos y oro de aluvión por telas y artículos sudaneses
o tal vez de más lejos (en el tesoro del rey de Kumasi se encontró una jarra
labrada que perteneció a Ricardo II, rey de Inglaterra entre 1367 y 1400).
Una nueva migración de
pueblos amenazó la existencia de los pequeños reinos de la selva en el siglo
XVII. Todos los akans se unieron para enfrentar a los invasores doma, que
fueron derrotados.
El litoral estaba
dominado por Denkiera que dejaba sin mercados a los ashantis, quienes le
hicieron la guerra y resultaron victoriosos. Después organizaron un estado
centralizado y Ashantihene se convirtió en el líder del pueblo que contaba con un ejército poderoso. A
partir de 1700, los akans dominaron el tráfico de esclavos hacia la costa y el
de productos europeos hacia el interior.
Cuando los ingleses
empezaron a reprimir el comercio de esclavos, los ashantis enfrentaron la nueva
crisis de mercado tratando de desalojar a los fantis de la costa, donde aún
acaparaban buena parte del comercio del litoral.
Entre 1806 y 1816 se
inicia la primera guerra entre los Ashanti y los ingleses. Después hubo otras
guerras entre 1825 y 1828 y en 1874. Entonces, los ingleses convirtieron el
territorio fanti en colonia de la corona y en 1895, con el pretexto de defender
la región contra Samori Turé,
proclamaron su protectorado sobre los territorios del norte.
Ashanti es una de las
regiones más prósperas de Ghana y su pueblo se distingue del resto del país,
quizás porque se sienten superiores, o porque hay mucha más gente con una buena
solvencia económica; es la única región en donde se ven algunos rasgos de
violencia social y en verdad, según afirman es la tierra del oro, donde viven
los más importantes reyes y la gente de más poder.
En mi recorrido por
Ghana, marchamos hacia Ashanti después de que Ahmed y yo nos recuperamos de la
malaria. En una noche oscura abordamos un ómnibus cuyo recorrido debe hacerse
en unas nueve horas. Pero, nuevamente, el retraso es grande por otra rotura en
medio de la selva, después de unos cien kilómetros recorridos.
Dos horas de arduo
trabajo son suficientes para arreglar el ómnibus y continuar el viaje. A
Kumasi, la capital de la Región Ashanti y segunda ciudad de Ghana, llegamos
alrededor de las 8:00 de la mañana.
Kumasi se parece en algo
a Accra, aunque es más pequeña. Según algunos entendidos, está mejor trazada.
Aquí hay un buen flujo de turistas y se pierde un poco la nobleza que
caracteriza al ghanés de otras regiones, sobre todo de toda la parte norte.
En la terminal de ómnibus
son muchos los taxistas que salen a nuestro encuentro para llevarnos a Mampong
Ashanti, donde están los médicos cubanos. No sabemos con exactitud cuál es la
distancia que existe entre Kumasi y Mampong, por lo que también es difícil
conocer el precio que se puede pagar por un taxi. Uno de los taxistas propone
70 mil. La temperatura está en unos 20 grados por lo que se siente el frío,
mucho más, cuando en el norte sobrepasa los 30 grados. Al final conciliamos el precio y acordamos pagar la
cifra.
Mampong Ashanti está en
un valle, por lo que el vehículo va en subida la mayor parte el tiempo. El
paisaje es bello y es preciso detenerse un momento para dejar constancia de tan
hermoso lugar. En un puente desde el que se ve lejano el valle tomamos algunas
instantáneas y continuamos el viaje.
Cuando el auto entra en
el poblado de Mampong Ashanti, solo se han recorrido unos 25 kilómetros, por lo
que es una estafa pagar 70 mil cedis por la carrera. En el hospital, le pedimos
al taxista que no se vaya para buscar la casa de los cubanos en caso necesario.
Una vez procurados los galenos llega Jorge Amado Poll Pineda, un clínico
santiaguero que es el jefe del grupo de cuatro médicos que allí laboran.
Poll nos presenta al
director del hospital y le explica el motivo de la visita. Después manda a
buscar a Elizabeth Palau Benítez, joven pediatra de Palma Soriano, de notable
belleza y carisma.
En una de las ambulancias
del hospital, la marcha es hacia la casa, un poco alejada del centro. Allí está
Herenia Robelt Rojas, anestesista holguinera, quien es algo así como la
barredora de tristeza de la casa, la alegría del grupo, contagiosa y bonachona,
siempre con una sonrisa hasta en los momentos más duros, mujer que ha sabido
sortear difíciles obstáculos en su vida personal y profesional.
Luego llega Nelson Mena
González, ginecólogo, también de Santiago de Cuba, hospitalario, fiestero, y
muy profesional en su trabajo. Enseguida invita a celebrar la llegada de los
periodistas y en un pequeño establecimiento de ventas cercano a la casa, pide cerveza Star y algunos kibas, que son
hechos con carne asada, de cerdo u ovejo, enganchados con finos palitos, con
una cantidad de picante que la boca se enciende. Así pasa la primera jornada en
Mampong Ashanti y después del almuerzo
conocemos las noticias del mundo a través de Internet.
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