viernes, 30 de octubre de 2015

A Ana María Nápoles la conocí en la Universidad de Las Tunas, cuando en el segundo año de la carrera de Comunicación Social comencé a impartirle clases a su grupo, con el que estuve alrededor de tres cursos escolares con diferentes asignaturas.

Era aquel un grupo emblemático, de una inteligencia promedio superior porque todos eran aventajados, lo cual no es común en la docencia, porque como norma sobresalen algunos por encima de los otros, pero el de Ana María era un grupo inteligente porque todos lo era –lo son.

Ana María era una de las estudiantes más formales, quizás por su formación, quizás por su manera de pensar y de ser. Y no formal en la docencia, sino en la vida, la cual miraba con cierta metodología, y de ahí que Zoilita y Rebeca, dos de sus compañeras de aula y amigas más allegadas le decían «La Vieja» del grupo, la de los buenos consejos, la de la rectitud ante los diversos caminos que se abren a la juventud.

En la Universidad la recuerdo precisamente junto a Rebeca y Zoilita (desaparecida prematuramente unos meses después de graduada), quien muchas veces era la confidente de Ana María, y no fueron pocas las que recibieron el consejo de esta muchacha que quizás era demasiado seria para la alegría de aquel grupo de estudiantes, lo que para nada quiere decir aburrida.

Quizás nunca pensó Ana María que un día se dedicaría al periodismo y a la realización radial, porque era más apegada a lo institucional, aunque en mis clases siempre era de las más destacadas, tal vez porque llevaba una periodista dentro.

Y así pasó el tiempo y pasó, y un día no muy lejano se graduó de comunicadora social y la enviaron a trabajar a Radio Chaparra, la emisora del norteño municipio de Jesús Menéndez, y fue grande mi alegría cuando la vi ya como colega, y después nuevamente como alumna en un diplomado de Periodismo radial, en el que como siempre compartía sus ideas y sus experiencias, discrepaba de algún concepto o punto de vista, hecha ya una profesional.

Locutora y realizadora además, Ana María es hoy una de las profesionales más destacada de Radio Chaparra, donde lucha por el desarrollo de su comunidad desde su posición de radialista, como para demostrar que los comunicadores se adaptan a cualquiera de las especialidades de esa ciencia, y la audiencia –el juez verdadero- es capaz de reconocer la valía de los que están detrás del micrófono, como ella, en el apasionado mundo de la radio.


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