
Comer algo
de los vendedores siempre es un riesgo de enfermedad, porque en ese continente
el medio ambiente es demasiado hostil; sin embargo, los panes siempre tenían
buena presencia, correcta envoltura con nylon, y sobre todo son extremadamente
sabrosos, porque no son ni dulces ni salados, y son suaves.
Siempre en
los ómnibus detenidos llegan muchos vendedores, pero los panaderos son mayoría,
y observe en la imagen la lucha por vender, porque de eso viven y pasan largas
horas para que alguien les compre.
De todo lo que nuestro equipo de prensa comió por su recorrido africano, fue sin dudas
el pan lo más aceptado. Y era nuestra costumbre cuando viajábamos, el comprar aquellos panes,
tres o cuatro latas de sardinas y hacer grandes bocatidos que bajaban con Coca
Cola o Fanta, para resistir las largas horas sobre el camino.
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